Lo conocí hace muchos años cuando vino a dar una charla a la ONG “Nosotras Mismas” a la que yo pertenecía. Le vimos subir a buen ritmo las escaleras hasta el 2º piso de aquella casa sin ascensor, del barrio de Chamberí, y cuando ya arriba lo comentamos con él, nos dijo:
–Y ¿cómo queríais que subiera si estabais todas mirándome desde abajo?
Luego su charla fue sobre Economía, de la que casi ninguna sabíamos nada, pero todo nos lo explicó muy sencillamente, o yo lo entendí así, ya que al final de la tarde vino a decirnos, que si la Economía vale al ser humano, es buena, y si no le vale, si no le facilita la vida, pues no lo es. Mas tarde, hace sólo tres años, lo oí en la facultad de Periodismo, en donde el suelo, pasillos, escaleras y rincones estaban abarrotados de chicos jóvenes deseosos de oír sus razonamientos.
Hoy no nos queda más remedio que despedimos de él, de ese extraordinario profesor que no cesaba de aprender para no dejar de enseñar. Ojalá que otros le sigan para que nosotros podamos seguir oyendo el hilo de su pensamiento. Ojalá que otros líderes que trabajan por la dignidad del hombre y a favor de los Derechos Humanos se le unan, porque según él mismo decía, no se necesita nada más que cumplir con ellos, y todo lo demás, sobra.
Ojalá que foros como el Frente Cívico Somos Mayoría, como la Escuela de Ciudadanos, o tal vez con los numerosos indignados de todas las fechas, o con el Sr. Shultz, presidente del Parlamento Europeo que lidera un grupo socialista inconformista o, sencillamente, con el inconfundible y valiente Miguel Ángel Revilla, que nos ilustra muchas veces desde la 6ª explicando cifras que cantan desajustes impresentables e injusticias vergonzosas, ojalá que todos se le unan y que, olvidando sus intereses más identitarios, podamos unir fuerzas para seguir la línea de este otro inolvidable profesor, para lograr que nuestro país salga de la terrible crisis moral que nos invade.
Mª José Martínez
Madrid, 12 de abril de 2013
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