Mujeres, moda, erotismo, cuerpo y
escritura convergen en una trama intertextual en Glantz, escritora mexicana, en particular en este libro publicado en
Argentina con ese título. Haré pie en
uno de los relatos del libro Zapatos:
andante con variaciones. Podría haberse llamado La segunda piel. Los zapatos, esa segunda piel, aquellos que calzan
las mujeres desde las sandalias de la Malinche a su falta en las místicas,
pasando por Sor Juana, hasta Nora García, alter ego de Margo Glantz en este
libro.
En este relato, la
escritura de Glantz al igual que la de Rosario Castellanos, integra la
autobiografía a la ficción, como “un arma para desintegrar el mito de la
traición”, según dijera la primera de la
segunda. Esa traición que quizás, en la América Latina, cualquier descendiente
de inmigrante alberga en algún hilo retorcido de su propia trama subjetiva.
Cuerpo
y escritura.-
Lacan dice que no
se “es” un cuerpo sino que “se tiene” un cuerpo. Margo Glantz despliega la idea de que se calza zapatos, se
tiene zapatos como se tiene un cuerpo: “Pie
y zapatos se juntan, se confunden en la carnalidad del segundo, como segunda
piel”.
Este relato
introduce el zapato desde su perdida etimología en “calzado” y en referencia a
dos místicos: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, conocidos como carmelitas
descalzos, por no llevar calzado. Alude a la tal vez primera referencia
escrita, al calzado en el Deuteronomio, en las palabras de Moisés a su pueblo
“…vuestras sandalias no se han gastado
bajo vuestro pies…”. Para concluir en la planta del pie como “calzado
primigenio”.
Su protagonista es
una muchacha de provincia que trabaja vendiendo “choclos Elizalde” para viejas
y matronas “y zapatillas de señorita de barrio popular”. Pero su sueño era ser la Cenicienta que recibe
en un estuche dorado la “famosa e
incorruptible” zapatilla de cristal a su medida. Nora García es la protagonista
cuya preferencia apunta al diseñador Salvatore Ferragamo nacido para “diseñar
zapatos”.
La salud contrasta
con la belleza en la mujer que usa tacones altos. Éstos deforman el pie con
juanetes, pero transforman la sensualidad de las mujeres y las llena de
deleite. Unos zapatos estilete pueden convertir a una mujer en una “vampiresa”.
La protagonista
empieza a escribir la historia de su vida sintiéndose disminuida a la par de
Navokov. Es una mujer que “ama desesperadamente” pero no termina como otras
heroínas de novelas, en el suicidio, sino que su tragedia consiste en “una
paulatina deformación del pie izquierdo que le produce un dolor continuo y
mediocre”, que resiste una comparación negativa con las santas mártires del
cristianismo, que sufrieron la amputación de un seno, desollamiento o
crucifixión.
Historia
familiar
Esta inferioridad
suya está en el origen, judíos-rusos, y en un exilio menor en México, al sur
del río Bravo y no en EE. U.U, donde su educación hubiera sido otra y su inglés
perfecto como el de Carlos Fuentes. La suya es una tragedia necia, la de una
mujer que ama demasiado y alguna vez usó tacones.
Su versión de la
historia familiar es que en el exilio de los padres éstos no habían hecho nada
grandioso, su madre siguió simplemente al aventurero de su padre, luego llegó
su tío Aliosha, de vergonzosa
profesión: zapatero, que nunca hizo un zapato entero y tenía una tienda de
pieles de poca calidad. La familia llegó a vender zapatos elegantes a precios
bajos pero nunca podrían igualarse a Ferragamo o los actuales diseños de Yves
Saint Laurent, Armani o Coco Chanel. Todavía muy niña, en la zapatería
familiar, Nora García, sabía distinguir la elegancia de esos zapatos,
elegantes, cómodos, graciosos, una maravilla.
Ella admira a
diseñadores como Ferragamo, Manolo Blahnik, André Perugia, abocados a la
búsqueda de la belleza en zapatos hechos a medida con las más ricas pieles,
colores, bordado, pedrería. O nos cuenta que Ctalina de Médicis fue la primera
mujer que usó zapatos de tacón alto. Nora dice ¡Me encantan, pero me hacen daño!
Nos transmite una
información del Times de julio de 1989 sobre una exposición que exhibe el
zapato que María Antonieta perdiera antes de subir al cadalso. Esa época en que
las mujeres aun quedaban en sus casas bordando, mientras los hombres perdían
sus cabezas en la guillotina. Los hombres y María Antonieta, claro.
La
escritura de la novela
Y de pronto el
texto sustituye al zapato en este relato, cuando la protagonista-escritora nos
hace saber su pretensión de escribir un texto tan fino como los zapatos finos
diseñados por Ferragamo o André Perugia. Ella establece sus precursores en los
fabricantes de zapatos finos. Ella hará de la “finura” el rasgo de su escritura
y algo más. Ferragamo confeccionó el calzado para la mujer de Mussolini y para
artistas de cine como Claudia Cardinale, Sofía Loren, Ingrid Berman. La
actualidad en las series de TV aparece a través de The Sex and the City donde Sarah Jessica Parker convierte en
objetos de colección los zapatos de Blahnik, que modelos delgadísimas calzan en
revistas de moda como Elle, Vogue, Paula,
Marie Claire.
Obsesión por los
zapatos y por la novela, por la escritura de la novela, por el plan de la
novela. La novela como un camino por andar al igual que Santa Teresa, San
Ingacio o San Juan y los franciscanos seráficos de México. Y para andar
necesitará unos zapatos que calzar y no cualquier zapato: “El zapato, si bello y de alta calidad, pisa fuerte”.
Calzar zapatos de diseñador
induce en la protagonista la emergencia de una deformación y de un dolor que
contrasta con el ideal de belleza del tacón aguja.
Manifiesta tener
“mentalidad de abonera”, como su padre, que calza perfectamente con tener
juanetes.
El
goce de los zapatos.-
Sacher Masoch, a
los pies de su amada que lo ofende con el pie (La Venus de las pieles), las
bellas pantuflas de Madame Bovary
observadas con embeleso por el notario, Perseo con alas en los pies
concedidas por los dioses, como las concedidas a las bóvedas de los pies por
los tacones altos. En el Museo Albert y Victoria de Londres encuentra la sala
donde se exhiben los zapatos del genial Ferragamo, mira unos zapatos
transparentes que dan la ilusión de desnudez. Y se dice a sí misma: “nada, nada, nada me impedirá comprarme un
par de zapatos de ese genial diseñador”.
El goce que
provoca el zapato comanda la narración, derivándola a la intensidad de un deseo
de posesión de tal objeto.
El
problema de la belleza.-
El único par
Ferragamo de hechura perfecta que soluciona el problema de la belleza y el de la comodidad de su pie izquierdo, el
que tiene el juanete. El defecto del pie y del cuerpo. El calzado ideal,
demasiado caro, necesario para que funcione la escritura de su novela. El
precio de su goce.
El
problema de la escritura.-
Y al fin, la
escritora-protagonista, se sentará a
escribir ofreciendo una promesa a Santa Teresa de Jesús, la descalza, de que
calzará esos zapatos Ferragamo que se acaba de comprar sólo para escribir, como
lo hace ahora escuchando a Bach, fumando y tomando un oporto y comiendo turrón
de yema.
Lo que vendrá en
este libro, cada uno lo tiene que leer
por sí mismo, porque antes que contarse es mejor que cada lector recorra
estos fragmentos de vida de Nora García que, como quiere la autora, reunidos,
forman otra historia o la misma historia.
Y así por un rato
al menos, el que nos depare la lectura de estos relatos, calcemos los zapatos
que nos propone Margo Glantz para caminar por los intersticios de su escritura
allí donde se consuma la “trabazón interna”
en la que cobra sentido lo fragmentario de los textos.
CONCLUSIONES.-
Margo Glantz mezcla en
este libro, la autobiografía, la novela, el ensayo, la crítica, el aforismo y
la poesía, tal como expresa Elena Poniatowska.
De la
autobiografía advertimos en Zapatos:
andante…que su medida está en la “mentalidad abonera” tal como su padre, ella calza ese zapato, esta
es su identificación; mientras que la
medida de su fantasma es el zapato de cristal incorruptible de la Cenicienta , que tiene
más que ver con la genealogía por línea materna, ya que zapatero era la
ocupación de su tío Aliosha, profesión nefasta y vergonzosa para la
familia. La sexualidad, la diferencia
sexual incluso, se cuela en esta vergüenza
“nunca he sabido si confeccionaba zapatos
de hombre o de mujer”. Ella mira lo femenino en los zapatos.
Esta falta estará
entonces presente en su obsesión por los zapatos a los que, según dice, pretende
volver “heroica”. Dignifica la falta al adherir su gusto a la estirpe del
genial diseñador de zapatos Salvatore Ferragamo. Con estos zapatos que llevan
el nombre de este gran artesano italiano consigue compensar el defecto de “un
exilio menor” familiar, el de una profesión familiar vergonzosa, el enigma de
la feminidad y el defecto del cuerpo que
duele y molesta.
Pero no hay
remedios absolutos, y su identificación como su fantasma conviven con un resto
sin medida, corruptible, una protuberancia, un defecto que solo se puede tratar
de disimular, porque incomoda, perturba tanto al cuerpo sentido como a la
estética, se trata del juanete en su pie izquierdo, que provoca un afecto en
exceso y un goce eternizado en el objeto que disimula la deformidad, el zapato
fino, como una segunda piel.
Pero la cosa no
termina en el zapato para Margo Glantz, porque ella hará de los zapatos un
apoyo gozoso y versátil, un instrumento ineludible para recorrer una escritura
acerca de lo femenino que requiere de una condición: la habilidad de un artista
equiparable a la de un gran artesano del zapato, para diseñar un texto tan
fino, como una segunda piel.
Y entonces los
zapatos, ese objeto fijo, condensador de goce, se invisten de alitas como las
sandalias de Hermes y la elevan a Nora García o a Margo Glantz a recorrer con
elocuencia las fronteras entre textualidades, culturas y lugares, en un viaje
culto, popular, femenino y delicioso, haciendo estallar las palabras para
conseguir iluminar los intersticios y borrones de ese Otro modo de ser, en la
piel de una mujer como Nora García que a diferencia de la Nora de Ibsen no
precisa irse de casa para nombrar la “oscuridad secular, nuestro íntimo
narcisismo, nuestras pequeñas diferencias” para dar comienzo a una historia que
valga ser distinta para ellas.
Bibliografía
-Rivas, Víctor
Gerardo. Margo Glantz: poética de una vida. UNAM. http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/margoglantz/pcuartonivel.jsp?
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-Glantz, Margo.
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-Glantz, M. Los caprichos de la moda. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/los-caprichos-de-la-moda--0/html/00b02ec4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_0
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-Poniatowska, E.
Op. Cit. Séptimos Zapatos.
-Glantz. M. Las hijas de Malinche. Rosario Castellanos:
¿indigenismo? http://www.biblioteca.org.ar/libros/300293.pdf
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