lunes, 2 de abril de 2012

Los pliegues del sujeto, de Ani Bustamante. Presentación realizada por Miguel Ángel Alonso en la sede madrileña de la ELP

Quiero expresar mi agradecimiento a Ani Bustamante por la invitación que me hizo para presentar su libro Los pliegues del sujeto, del cual tuve el privilegio de escuchar su preámbulo, la tesis que presentó en la Universidad Complutense de Madrid hace ahora, creo, dos años. Y recuerdo que las palabras finales de los miembros del tribunal denotaban lo impactados que habían quedado con su exposición, hasta tal punto que decidieron otorgarle un sobresaliente cum laude, lo cual es, verdaderamente, indicativo de la relevancia de su trabajo.

Agradezco su invitación, además, porque ella sabe que compartimos el gusto y la pasión por Fernando Pessoa. Pero, para ser justos, he de decir que con su libro, no hice otra cosa que aprender y abrochar muchas y fecundas cuestiones relacionadas con la escritura y el ser del poeta portugués. Porque la originalidad de su pensamiento y las novedades que aporta en relación a estudios anteriores que se habían realizado sobre la obra de Pessoa –por ejemplo, la perspectiva topológica, algo que todavía nadie había afrontado—me abren nuevas vías de acceso y nuevos puntos de vista en relación con este escenario dramático de los heterónimos creado por el poeta portugués.

Y quiero felicitar también a la Biblioteca de Orientación Lacaniana, a su directora Marisa Álvarez y a todo el equipo de Biblioteca, por el acierto que supone ofrecer su espacio para una convocatoria alrededor de la figura de Fernando Pessoa, sin duda, uno de los hitos de la literatura universal que mejor puede ilustrarnos sobre el concepto de sujeto, tan desvirtuado, silenciado y olvidado, incluso diría desterrado de su lugar natural, el lenguaje, por esos discursos a los que Ani Bustamante hace referencia en su libro, y que en la actualidad gozan de tan amplio predicamento, el científico y los pseudo científicos.

Los heterónimos

Estamos ante el escenario dramático de los heterónimos, pero quizá no todos están familiarizados con la lectura de Fernando Pessoa. Por eso, quizá convenga aclarar qué son los heterónimos. Son personajes que el escritor portugués sentía nacer realmente dentro de su ser, ya desde muy temprana edad, independientes de su voluntad, con su fisonomía, sus fechas de nacimiento y de muerte, diferentes de las del mismo Fernando Pessoa, y lo que es más relevante, con sus voces propias y sus obras propias, con las cuales entran en conexión recíproca, tanto amistosa como polémica, así como paternal, a través de presentaciones y comentarios que unos realizan sobre la posición de los otros en el mundo, pero también participan de forma muy viva en la realidad social, muchas veces creando polémicas que sacuden el ámbito cultural y político portugués.

Son autores siempre relacionados con la escritura, literarios, prosistas, poetas, filósofos, etc. Los principales heterónimos son los poetas Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos, el prosista y semi-heterónimo Bernardo Soares (Fernando Pessoa dice sobre Bernardo Soares: “soy yo menos el raciocinio y la afectividad”), y el poeta ortónimo, el nombre propio Fernando Pessoa, además de toda una pléyade de personajes que fueron apareciendo a lo largo de su vida, como Caballero de Pas, surgido cuando todavía era un niño de seis años, Alexander Search, el heterónimo que escribía en inglés, o el filósofo Antonio Mora, por citar alguno de los más significativos. A todos ellos se refiere Ani Bustamante, y de los principales, los cuatro primeros que mencioné, realiza un exhaustivo, brillante y didáctico análisis en el final del libro.

Hay que decir que todos ellos trasmiten una poderosa sensación de ser personajes reales, tanto para el propio Pessoa como para quien los lee. De ello puede darnos buena cuenta el hecho de que el mismo José Saramago haya escrito una novela O ano da morte de Ricardo Reis en la cual el poeta Ricardo Reis, uno de los heterónimos, regresa de Brasil, y se encuentra con su creador Fernando Pessoa, con el cual mantiene un amplio contacto y un suculento diálogo hasta el momento de su muerte.

Los pliegues del sujeto

El libro de Ani Bustamante es uno de los ensayos más audaces, fundamentados y originales que se escribieron sobre Fernando Pessoa y su obra. ¿Cuál es el resorte que pone en movimiento a Ani Bustamante?: Su inquietud, no sé si me engaño nombrándola angustia, por dar respuesta a una pregunta que bulle en su interior, el enigma del ser y el estatuto del sujeto contemporáneo. Por lo tanto, inscribo su libro en un ámbito muy concreto del pensamiento actual, aquel en el que cierta filosofía y el psicoanálisis lacaniano, comparten la inquietud de que el sujeto actual no encuentre ubicación en un escenario que lo acoja para seguir nombrándose humano y no se diluya en el abismo de animalidad biológica al que lo condena la ciencia.

Para llegar a la formalización de ese escenario nuevo para el sujeto, Ani Bustamante hace un recorrido en el que divide su libro en diferentes partes.

parte: Establece los pilares teóricos que van a sustentar la nueva idea de sujeto. Toma, fundamentalmente, referencias de Sigmund Freud, Jacques Lacan, Deleuze y Winnicott, sin dejar de acudir a otros autores filosóficos como Foucault, Nietzsche, etc. Analiza la Spaltung freudiana, la división subjetiva y la topología del nudo Borromeo en Lacan, la idea de pliegue, intervalo y rizoma en Deleuze, y el concepto de espacio transicional y potencial en Winnicott. Pero la complejidad que sugieren estos conceptos y topologías, queda disuelta por un brillante esfuerzo didáctico que los hace asequibles a todos los lectores, incluso a los que no están
familiarizados con la filosofía y el psicoanálisis.

parte: En la que Ani realiza un bello, magnífico y sugerente recorrido literario por la heteronimia de Fernando Pessoa, poniendo, además, en relación a los heterónimos entre sí. Relación que va a ser crucial en la tesis sobre el sujeto y su topología.

parte: En la que implica al psicoanálisis y sus conceptos en la obra de Fernando Pessoa. Toma del psicoanálisis conceptos tan relevantes como Nombre del padre, litoral, objeto a, etc., que permiten entender mejor la posición existencial de Fernando Pessoa.

parte: Establece una fecunda topología que atañe a Pessoa en tanto sujeto. En ella muestra como la relación entre los heterónimos se anuda alrededor de un vacío al que se liga íntimamente el lenguaje en un clamor que provoca diferentes movimientos de pliegues, repliegues y despliegues, donde se van situando los heterónimos.

Un nuevo pensamiento: una nueva idea de sujeto

¿En qué marco podemos delimitar la nueva idea de sujeto?

Ani Bustamante observa que el sujeto contemporáneo está condicionado por la caída de los ideales, de los artefactos trascendentes (74), de la sustancia metafísica profunda (41, 74) y de las ideas románticas de unidad que sostenían al sujeto tradicional, a la vez cuestiona la memoria histórica como fuente de verdad, cuestiona sus re-presentaciones, sus repeticiones mortíferas, porque alejan de esa verdad fijando el sentido de forma rígida cosificando la existencia. Y propone una subversión del pensamiento como única forma para tratar de establecer un escenario diferente que pueda acoger una nueva idea de sujeto.

Se trataría de desplazarnos desde las profundidades de lo trascendente, desde el sujeto cartesiano, desde el sujeto del conocimiento, desde el sujeto de la conciencia que procura la síntesis del yo, para privilegiar un sujeto de las superficies, signado por su división, sus fracturas, por lo real, por el sinsentido, la imposibilidad, la evanescencia, en definitiva, por la castración. Pero la particularidad de estos elementos es que no serían relevantes en la constitución del nuevo sujeto por su negatividad, sino por su potencia como resortes para la creación.

Para pensar este sujeto, la topología de superficies va a ser fundamental en su contraposición con las profundidades trascendentes, metafísicas e históricas del sujeto. Si en lo trascendente se busca la causa original que dé sentido a la existencia, en la topología de superficies estaríamos en planos de inmanencia, donde adentro y afuera, simbólico y real, sentido y sinsentido, nombrable e innombrable, lo más íntimo y lo más Otro del sujeto, plegamientos y desplegamientos, se muestran en un movimiento de continuidades y reversibilidades donde los opuestos están siempre presentes y articulándose en la constitución del sujeto. Es un sujeto emparentado con lo real lacaniano y con el rizoma de Deleuze.

Para darnos idea del sujeto de que se trata podemos parafrasear a Lacan cuando subvierte el cogito cartesiano: “Soy donde no pienso”, o bien “No soy allí donde soy el juguete de mi pensamiento, pienso en lo que soy allí donde no pienso pensar” (194)

Podríamos decir que el pensamiento no hace sino chocar contra el vacío, no puede capturar lo imposible, lo real, por lo tanto, de lo que se trataría es de ver qué efecto produce ese imposible en el ser. En Pessoa, nada menos que la heteronimia.

Esta sería, expresada sucintamente, la propuesta ética de Ani Bustamante sobre la que va a conformar un nuevo escenario y una nueva idea de sujeto.

La poesía

En el aspecto literario, lo primero que hay que señalar es la auténtica sensación de encuentro que tuvo Ani con el poeta portugués, encuentro que se traduce, voy a decir, en un auténtico amor. Ella le entrega a la obra de Pessoa lo que antes denominé su inquietud, su angustia ante el enigma que supone la pregunta por el sujeto, y se lo entrega porque intuye que es en Pessoa donde va a encontrar la respuesta. Y eso es amor, al menos la vertiente transferencial del mismo. Pero además, es la poesía la que daría la respuesta, porque sólo desde las grietas que ella produce en el orden gramatical establecido, puede emerger algo nuevo.

Es decir, Ani Bustamante se da cuenta que los discursos clásicos no alcanzan a disolver la inquietud de la que parte. Es curioso que se haya dirigido a la poesía. Y es que comprendió que cuando se trata de relacionarse con los abismos, con lo real, con la imposibilidad, con el vacío, los poetas, en su locura, en su arrebato, van siempre por delante de los discursos en relación con el saber hacer con esos vacíos. Eso es lo que supo ver perfectamente Ani Bustamante, como antes lo habían visto los autores filosóficos y psicoanalíticos que tomó como referencia. Y en particular, supo ver que Pessoa era un auténtico filón que estaba a la vista.

La verdad

Lo que prima en Pessoa es la imposibilidad de comprender el mundo, es su forma de vacío, siempre presente en su reflexión por la verdad. Ésta siempre se movería en un terreno paradójico en el que constantemente es necesario poner en juego fuerzas de diferentes signo, lo nombrable y lo innombrable, el ser y el no-ser.

En Los pliegues del sujeto vemos a Pessoa fluctuando ante el vacío en dos direcciones posibles, una que lo abisma y fija en la repetición mortífera de la angustia ante ese vacío, y la consiguiente identificación con la melancolía, otra en la que ese vacío se constituye como potencia creadora, en este caso de una obra literaria.

Lo que hace Pessoa es caminar por el litoral que se configura en el encuentro del sentido y el sinsentido, y a partir de ahí, como sujeto, realiza una operación, crea un artificio operativo, la escritura, en la que se diversifica en una multiplicidad de cadenas significantes, los heterónimos. Estos, por un lado, le permiten distanciarse del vacío, pero nunca llegando a la plenitud del sentido. Es una escritura que se escribe, por tanto, en el intervalo entre sentido y sinsentido. Es una de sus características.

Podemos entender esta cuestión del intervalo en el siguiente párrafo pronunciado por Bernardo Soares: “Soy la pausa entre lo que soy y lo que no soy”. Ya veremos luego lo que puede llegar a significar esa pausa.

El Nombre del padre, su pluralización:

A continuación, traeré a colación alguno de los planteamientos que realiza Ani en relación al psicoanálisis, y espero que con ello quedemos bien situados en el umbral de la novedosa topología que plantea en su obra.

Voy a comenzar por una cuestión que trata con profusión a lo largo del libro y que fluye a lo largo de toda la obra de Pessoa, la función del Nombre del Padre. Porque tanto en Pessoa como en el sujeto que se trata de situar, es la función que está siempre presente bien en su falta, su precariedad o en su suplencia.

Ani nos habla de cuando surgió el primer heterónimo, era francés, Caballero de Pas, ya a los seis años. Surge con dos particularidades muy llamativas, poco después de haber muerto su padre, y sustentando en su nominación la partícula negativa “pas”. Es decir, desaparece el que cumple la función de instaurar la ley e introducir al sujeto en el mundo simbólico, y al momento aparece un heterónimo soportado en la negatividad. Ya está el vacío presente a tan temprana edad. A medida que pasa el tiempo siguen surgiendo multitud de heterónimos. Es curioso que uno de ellos, Alberto Caeiro, sea nombrado como maestro y padre de todos los heterónimos, incluso de Fernando Pessoa como poeta ortónimo, y además muera de la misma enfermedad que el padre real.

El concepto de Nombre del Padre nos permite entender mejor la función que cumplen los heterónimos. Ante la falta de aquél que podría estar destinado a cumplir esa función, Pessoa crea un artefacto como suplencia que le permite sostenerse en el mundo simbólico, primero, poniéndose en el lugar de la función, nombrado él mismo como padre y creando un universo simbólico. Y en segundo lugar, pluralizándose en diversas cadenas que en sus interrelaciones, no en sus metonimias sin fin, cumplirían la función de anudarlo al mundo simbólico. Este sería uno de los ejes fundamentales del libro.

Pero pese a que retornamos hacia la historia de Pessoa, Ani nos advierte que no se trata de caer en un psicologicismo que se detenga en un análisis histórico del pathos del poeta para fijar el sentido de su existencia, sino que estamos analizando el movimiento contrario: un acto de producción, un acto de creación del sujeto en relación con la verdad.

Los heterónimos: UnDrama em gente

Siguiendo el hilo que nos marca el libro de Ani Bustamante, podemos hacer una recreación de una de las escenificaciones dramáticas más grandiosas que se hayan escrito en la Literatura. Lo que el mismo Pessoa nombró como Drama em gente. ¿Qué es el Drama em gente? Un drama que se desarrolla en un escenario singular.

Para Pessoa, “tratar de comprender es menos que ser hombre porque ser hombre es saber que no se puede comprender”. Es decir, el vacío central de su existencia se le presenta como verdad. Y una de las cuestiones que más le angustiaba era el paso del tiempo que lo iba a confrontar con esa verdad. Todos estos conflictos son encarnados por diversos personajes en el escenario de su drama Fausto, un drama tradicional, en actos, que se desarrolla en una dialéctica entre la inteligencia y la vida. El fracaso de este drama hace que Pessoa proyecte esos conflictos hacia el exterior, de una forma abstracta y los encarne en los heterónimos pasando a ser, ya no un Drama en actos ni en personajes reales, sino en almas. Por eso se llama drama em gente.

Como dice Ani, pasa del “Poemodrama” al “Poetodrama”. Pero con una particularidad, ahora estamos ante un drama sin argumento, sin historia y sin trama, es un drama estático que se desarrolla en escenas independientes unas de otras. Pessoa se situaría en el instante como ilusión que detiene el tiempo y lo aleja de los abismos que tanto signan su existencia.

Para seguir significando el drama en gente, ahora en relación con su escenario, cito una frase de Ricardo Reis que nos puede situar de lleno en el escenario del drama: "Vivem em nós inúmeros, se penso ou sinto, ignoro quem é que pensa ou sente, sou somente o lugar onde se pensa e sente" (Odes de Ricardo Reis).

Vemos que el ser de Fernando Pessoa es el escenario en el que esas vidas se representan. Y como en todo drama, en ese ser-escenario, vamos a encontrar una representación de conflictos y angustias a través de las relaciones, vivencias, diálogos entre heterónimos.

Los acontecimientos como hitos para el desenvolvimiento de los heterónimos

Esta estructura se moviliza con ocasión de cualquier acontecimiento que surja en el pensamiento de Fernando Pessoa. Entre los señalados por Ani, pienso en un delirio: el afán de Pessoa por crear un escenario propio, la recuperación de la gloria perdida de Portugal propiciando la constitución del Quinto Imperio, el portugués, no militar ni guerrero, sino cultural y gramático, de poetas, cuya lengua sería la portuguesa y su religión el paganismo.

En lo religioso, Pessoa rechaza el cristianismo porque habría producido un gran deterioro espiritual por sus caracteres extrahumanos. Como contraposición propone el regreso al paganismo por ser más humano y configurar una idea de naturaleza plural. Los dioses paganos, al igual que el drama em gente, configuran un drama estático, fuera del tiempo y representado por una pluralidad de dioses de caracteres humanos. Ya no se trata de un padre, sino de muchos padres, no se trata de la angustia de comprender el mundo, sino de contemplarlo, de sentirlo. Es el paralelismo con los heterónimos, la pluralización del nombre del padre. No hay un significante que regule el universo, sino una apertura significante.

Pero para establecer el regreso al paganismo, se necesitaría una gran cantidad de literatos, de poetas, de filósofos. Su decisión sería la de encarnar él mismo toda esa pléyade de figuras necesarias para la consecución del Quinto Impero. Sería el supra-Camoes, el dios que devolvería la gloria a Portugal, sería todos los poetas. Si no se instaló en la locura del UNO, fue porque primó la diversificación en la pluralidad simbólica de los heterónimos.

Del lado de la lengua portuguesa, cada poeta daría un matiz diferente, y todos juntos conformarían el abanico expresivo necesario para una lengua digna del Quinto Imperio. Entendemos que para Pessoa: “Mi patria es la lengua portuguesa”. Ahí construyó su imperio.

Conclusión

Todo lo evocado sobre la heteronimia y sobre el sujeto, en donde traté de seguir los planteamientos de Ani Bustamante, creo que nos sitúan en el umbral de la construcción geométrica y topológica de la heteronimia, que tendrá que ver con la constitución del sujeto moderno.

Sólo quiero añadir que me parece fundamental que un Poeta como Fernando Pessoa sea referencia para alguien que, como Ani Bustamante, transita por los escenarios de la filosofía y el psicoanálisis. Su mérito es haber reunido Filosofía, Psicoanálisis y Topología, para hacer de los heterónimos una creación verdaderamente fecunda y potente teóricamente, alrededor de lo real, que posibilita pensar un espacio nuevo para el sujeto. Es lo que hay que celebrar con todo fervor.

Lo que me gustaría a partir de aquí, es que se diluyese una extrañeza que siempre me acompaña. Me pregunto por qué Pessoa no tuvo la fortuna de establecerse como referencia habitual en las conversaciones entre psicoanalistas, me produce mucha extrañeza que apenas se escuche su nombre, máximo cuando es una veta que está a la luz. Yo creo que cada párrafo de su obra es susceptible de propiciar un comentario relacionado con el psicoanálisis, es susceptible de producir la implicación del psicoanálisis en su obra.

Por eso tengo la esperanza de que la lectura del Los pliegues del sujeto, se constituya en motor de un deseo de lectura que se proyecte sobre la obra del poeta portugués. Es lo que merece tanto Fernando Pessoa por su maravilloso arrebato, como Ani Bustamante por su fundamentada, potente y original construcción topológica.

Miguel Ángel Alonso

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