Frida nació en la ciudad de México
el 6 de Julio de 1907 y murió en 1954. Su padre, Guillermo Kahlo, descendiente
de judíos húngaros, había nacido en Alemania. A los 19 años se instaló en México,
casándose en segundas nupcias con Matilde Calderón.
Guillermo
y Matilde tuvieron cuatro hijos. La tercera, Frida, sería la preferida de su
padre.El se había dedicado a la fotografía
profesional. Con él, Frida se adentró en esta técnica. Un profundo amor y admiración la
unía a su padre. En cambio, de su madre decía que era fría, calculadora y fanáticamente religiosa.
A
los siete años contrae poliomielitis, con lo cual le queda una pierna más
delgada que la otra. En la escuela sus compañeros la llamaban pata de palo.
Este trauma infantil la distancia de sus otros niños. Su padre, que la amaba
intensamente por su inteligencia y sensibilidad, la incita a practicar deportes. Frida responde al ideal
paterno: juega al fútbol, nada, y hasta llega a boxear. Es también él quien estimula sus lecturas y aun su
pintura y su fotografía.
"Desde niña, como se dice comúnmente, yo
le tenía echado el ojo a la caja de colores. No sabría explicar el porqué. Al estar tanto tiempo en cama,
enferma, aproveché la ocasión y se la pedí a mi padre. Como
un niño, a quien se le quita un juguete para dárselo a un hermano enfermo, me
la prestó. Mi mamá mandó a hacer con un carpintero un
caballete... si así se le puede llamar a un aparato especial que podía
acoplarse a la cama donde yo estaba, porque el corsé de
yeso no me dejaba sentar. Así comencé a
pintar mi primer cuadro.”.
El
accidente
En
el año 1925 ocurre el accidente que cambiará la vida Frida. Tenía 18 años y viajaba con su novio en un
autobús urbano. ”El choque nos botó hacia delante
y a mí el pasamanos me atravesó como la espada a un toro. Un hombre me vio con
una tremenda hemorragia, me cargó y me puso en una mesa de billar hasta que me
recogió la Cruz Roja”.
El
accidente deja a Frida postrada casi un año y marca de manera radical a la
artista determinando de diversas maneras su vida y su obra. Es en este momento
cuando le pide a su padre la caja de pinturas y empieza a representar en sus
cuadros sus problemas orgánicos, que aborda de manera clara y precisa.
Hasta
el accidente, Frida no había pensado en pintar. Su deseo era estudiar medicina.
"Como era joven, la desgracia no adquirió un carácter trágico
en ese entonces, creí tener la energía suficiente para hacer cualquier cosa en
lugar de estudiar para doctora. Sin prestar mucha atención empecé a pintar".
Durante
la convalecencia, Alejandro, su novio, decide viajar a Europa, y de esta manera
se extingue el noviazgo. Esta ruptura coincide con los terribles dolores de
Frida en la columna vertebral.
Su
madre diseña un caballete especial para su hija, que no podía mantenerse
sentada.
Le
coloca un espejo en la parte superior desde el que podía ver su imagen en
cualquier momento. La identificación especular implica el tema de la
representación del cuerpo. De esta manera pinta su rostro. En el primer
autorretrato donde aparece vistiendo un traje estilo medieval de terciopelo
color vino.
Un año después
le escribe a Alejandro: "¿Por qué estudias tanto? ¿Qué secreto
buscas? La vida pronto te lo revelará. Yo ya lo sé todo,
sin leer ni escribir. Hace poco, tal vez unos cuantos días, era una niña que
andaba en un mundo de colores, de formas precisas y tangibles. Todo era
misterioso y algo se ocultaba; la adivinación de su naturaleza constituía un
juego para mí. ¡Si supieras lo terrible que es alcanzar el conocimiento de
repente, como si un rayo dilucidara la Tierra! Ahora habito un planeta
doloroso, transparente como el hielo. Es como si hubiera aprendido todo al
mismo tiempo, en cosa de segundos. Mis amigas y mis compañeras se convirtieron
lentamente en mujeres. Yo envejecí en algunos instantes, y ahora todo es insípido
y raso. Sé que no hay nada detrás, si lo hubiera lo
vería".
Después del accidente, Frida estuvo en cama
durante tres meses. Al año fue nuevamente internada y recién
entonces le descubrieron una fractura en la vértebra
lumbar, que la obligó a usar varios corsés
de yeso durante meses. La pintura la llevará con el tiempo a hacer de ella o
con ella, es decir con su arte, una solución singular.
El
amor: Diego Rivera
En
1928, Frida inicia su relación con Diego; ella tenía 21 años y él 41. Diego Rivera, el nombre del amor,
y como veremos más adelante es también
el nombre del estrago. Al año siguiente contrajeron matrimonio en Coyoacán. En
esa época la fama de Diego es la de uno de
los mayores artífices de la pintura moderna. Diego Rivera, el genial muralista
mexicano con quien Frida se casa, se divorcia y se vuelve a casar.
Ella
elige cuidadosamente sus vestidos, sus aretes coloniales, sus collares
precolombinos de jade. Lo explica así:
"En
otra época me vestía de muchacho, con el pelo
al rape, pantalones, botas y una chamarra de cuero, pero cuando iba a ver a
Diego me ponía mi traje de tehuana".
Es
a partir de los ojos de Diego que parece reconocerse como mujer.
La
importancia de la ropa permanecerá en el curso de su vida como parte de la
creación de un estilo que se entrelazó con su pintura. A medida que su físico
se iba deteriorando, ponía más cuidado y esmero en su arreglo personal. Una
mujer que con retazos de su historia, con piezas sueltas de su cuerpo roto,
logra a partir del arte de su pintura darle una envoltura a su cuerpo. En la búsqueda
conceptual que es su trabajo pictórico, la artista reitera formas y juegos y
los pone en valor para construir el envoltorio corporal: ese real anatómico que
debe quedar velado.
Hemos
mencionado anteriormente el tema del estrago extraído de la enseñanza de Lacan,
para designar la catástrofe que puede significar un hombre para una mujer. En
este caso particular, Diego llega a ser un estrago para Frida. A medida que
surgen las infidelidades de Diego, Frida parece, en principio, tolerarlas o más
bien las resuelve. Luego se identifica con su marido y comienza a tener
relaciones varias.
Es
en 1933 que Frida descubre que Cristina, su hermana menor, es amante de su
marido. En las cartas que le escribe al Dr. Leo Eloesser se puede leer la
confesión de la catástrofe subjetiva que trajo consigo esta infidelidad. Frida
llegó a decir que sufrió dos accidentes en su vida, el primero cuando la
atropelló el tranvía y el segundo, Diego. Una forma de
nombrar los estragos en el cuerpo y en el amor.
En
el año 1939 Frida pinta Las dos Fridas, una de sus obras más conocidas. Dos
autorretratos de tamaño natural que ella terminó casi en el mismo momento en
que se divorciaba de Diego. Ya desde 1926, Frida se comunica a través del autorretrato. Pero en el momento
de la separación de su esposo, ella se pinta duplicada.
Como
dice Carlos Monsiváis: "El
autorretrato es el espejo que le concede la imagen que necesita en este preciso
instante; es el archivo de la memoria y de la fantasía más radicales. El espejo
es dúctil y es severo, fomenta y desbarata el narcisismo. Frida se exhibe y se
inhibe, asume que ella es otra".
En
1940 vuelve a casarse con Diego, bajo la condición impuesta por Frida, dadas
las reiteradas infidelidades de Diego, de la ausencia de relaciones sexuales.
Sus autorretratos siguen armando la vida de la artista: "La pintura ha
llenado mi vida. He perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen
podido llenar mi horrible vida. La pintura lo ha sustituido todo. Creo que no
hay nada mejor que el trabajo. Lo único que sé es
que pinto porque necesito hacerlo, y siempre pinto todo lo que se me pasa por
la cabeza".
Cada
obra de Frida parece ser una conquista subjetiva donde transforma la
experiencia de su sufrimiento en un juego entre el dolor y lo bello en formas
artísticas. Cuenta Diego Rivera que Picasso había admitido que ninguno de los
artistas contemporáneos podría igualar el arte de Frida para pintar retratos.
En
1944 pinta La columna rota. Es la
representación más viva de lo que hace para Frida el trauma. En aquello que
destrozó su cuerpo dejándole pocas esperanzas de sobrevivir, sin embargo,
encuentra la fuerza y la determinación para recuperarse.
Una
columna jónica, rota en varios lugares, sustituye su columna vertebral; un corsé la sostiene recortándose
sobre la desnudez de sus pechos, el cuerpo herido, y la radical soledad se
retoma en el suelo yermo y agrietado; los clavos lastiman su cuerpo en un
sufrimiento infinito. En su diario, escribió: "La esperanza, conteniendo
la angustia; la columna rota y la visión inmensa, sin caminar, por la extensa
senda... moviendo mi vida, hecha de acero".
Maternidad
Las vicisitudes de la pintora en torno a su
maternidad comenzaron al año siguiente de su casamiento, cuando sufrió su
primer aborto espontáneo.
Poco
después de su segundo aborto, Frida pinta su autorretrato
en el cuarto del Henry Ford Hospital, con características poco usuales para la época y para una mujer.
Los
elementos del cuadro están estrechamente
vinculados al cuerpo femenino. La litografía Frida y el aborto (1932) también pertenece a esta época:
por su rostro se deslizan lágrimas y la sangre de la hemorragia cae en forma de
gotas hasta tocar la tierra.
Poco
tiempo después muere su madre y ella pinta Mi
nacimiento, escena muy cruda donde Frida se representa dos veces. La imagen
representa a la madre muerta y el aborto que acaba de producirse en la vida de
la artista.
Su
maternidad frustrada y sus celos por las infidelidades de su marido se
tradujeron en motivos de sus cuadros. Dijo el mismo Diego Rivera: "Es la
primera vez en la historia del arte que una mujer ha expresado con franqueza
absoluta, descarnada y, podríamos decir, tranquilamente feroz, aquellos hechos
generales y particulares que conciernen exclusivamente a la mujer".
La
mirada y el cuerpo en psicoanálisis
La
obra de Frida Kahlo conforma un interesante ejemplo para el estudio de la nueva
clínica lacaniana, la clínica del sínthoma. Es en esta clínica donde
la dimensión del cuerpo adquiere un estatuto fundamental.
¿Le
podemos otorgar el estatuto de sinthome a la producción artística de Frida? ¿Qué valor
darle a la imagen pictórica de su propio cuerpo que se presenta en el marco de
una repetición? ¿Qué implica
el contraste entre el cuerpo experimentado, la columna rota, el dolor, el
sufrimiento y la mutilación?
El
sínthoma es el resultado de un bricolage
hecho con restos de cosas vistas y oídas. Una
invención
a partir de la reunión de piezas sueltas, de elementos sin un sentido preciso,
escogidos azarosamente a partir de encuentros y acontecimientos de la vida de
un sujeto.
¿Qué le enseñaron
las mujeres artistas al psicoanálisis? Y con mayor precisión ¿qué le enseñó la gran artista mexicana Frida
Kahlo al psicoanálisis?
Frida
es reconocida como una de las mujeres más importantes del siglo XX. Su vida ha
sido marcada por el arte, el dolor, el sufrimiento, el amor y la política. Inválida, postrada en la cama, hizo uso de
la pintura para expresar y expresarse. Por un increíble talento, la pintura la trasformó en una
artista.
Nos
valemos de este elemento, su arte, para pensar cómo Frida armó su sínthoma, aquello que pudo anudar
su cuerpo. "Mi cuerpo es un marasmo. No puedo escapar de él. Mi cuerpo me abandonará, a mí, que
siempre fui su presa".
Su
cuerpo, que en la diacronía del tiempo, fue quebrado, lastimado, herido, sometido
a cirugías reparadoras y a prótesis, desplazado en sillas de ruedas y hasta en
sus últimos días en camillas, pudo ser rearmado a
partir del arte de la pintura. También de la escritura, donde su diario íntimo
es la pieza más descollante.
Lo
que hizo Frida con su cuerpo es justamente lo que hizo con el arte. O, para
decirlo de otra manera, es a partir del arte que Frida pudo reconstruir su cuerpo como objeto. ¿Cómo pudo
rearmarlo? ¿Por qué pintarse?
¿Por qué la predominancia de los autorretratos? Las
representaciones que surgen en la obra de Frida, son representaciones, muchas
veces oníricas, alegóricas, marcadas por símbolos. Es una obra caracterizada por
la exuberancia de Fridas muchas veces multiplicadas en la misma tela.
El
arte es para Frida la manera que encuentra de verse desde un ángulo apropiado.
Salir del encierro de ese cuerpo del que estaba presa. Es con la mirada que
Frida puede organizar la envoltura que le otorga un cuerpo. El pintor entrega
algo como alimento al ojo de quien lo mira, invita a deponer su mirada ahí,
sostiene Lacan en el Seminario XI. La imagen del cuerpo se vuelve totalidad a
partir del objeto mirada que envuelve. Llegar a tener un cuerpo supone un vínculo
con el lenguaje a partir del cual este cuerpo será experimentado de una u otra
forma. De modo que no somos un cuerpo, sino que sólo llegamos a tenerlo gracias
a ciertas operaciones simbólicas
fundamentales.
Si
Frida con su arte se vuelve el soporte de su puesta en escena permanente (ella
representándose en la frontera mexicano-norteamericana, o con muletas, o con su
doble, o con su médico, o con su corsé de hierro), la artista se divierte en
reduplicar las formas, como si siempre llevara el espejo que le dio su madre
hasta el espacio íntimo del atelier, que es también
su misma habitación, y aun su lecho desde donde se desplegaron la mayoría de
sus performances.
Pies para qué los
quiero
En
1953 por graves problemas circulatorios
en el pie derecho, el doctor Farrill decide amputar el tercio medio de la
pierna derecha. "En el jardín del frente crece una planta en forma de
mano. Dónde habrá una que se parezca a una pierna”. A los acontecimientos traumáticos
de su vida Frida les dio un tratamiento especial: la pintura y la escritura. Su
arte fue le manera de hacer con ese real.
A partir de lo simbólico y de lo imaginario
logra dar un cause al padecimiento que
la viene aquejando desde muy tempranos años de su vida. Las páginas del diario
de Frida, tanto con sus palabras como con sus dibujos, dan testimonio de su
sufrimiento y de su intento de expulsa. "Pies para qué los
quiero si tengo alas para volar y soy la desintegración”. Es una de las frases
muy fuertes que escribe en su diario-
Es
con las hilachas que van quedando de ese cuerpo maltratado, con el que Frida
asiste en camilla a la única exposición individual que hizo en su vida. La
posición singular de Frida es la que le permite mas allá del dolor hacer una
obra, a partir de fabricarse una cobertura desde esa mirada que queda allí expuesta.
La
pregunta que surge es ¿Por qué la
repetición de los autorretratos? En este caso la imagen virtual está sustituida
por esa reiteración, multiplicación de Fridas
pintadas. ¿Desde
dónde se mira Frida?
Resulta
interesante destacar aquí el lugar que le da a Frida su padre. Ese
punto ideal significante al cual Frida responde. Un padre que la ubica
en el buen lugar y a partir de allí cubrirse con la mirada. Y luego Diego, en
esa misma serie que la sostiene en ocasiones en el buen ángulo. Y en otras la
deja caer.
Más allá del padre y de su maestro, luego
convertido en marido, Frida sabe hacer con aquello que tiene y con lo que no
tiene. Como ella dice en su diario casi en el momento en que le amputan parte
de la pierna derecha hasta la rodilla: "En mi figura completa solo hay uno
y quiero dos. Para tener yo los dos me tienen que cortar uno. Es el uno que no
tengo el que tengo que tener. Para poder caminar el otro será ya muerto!
A
mí las alas me sobran. Que las corten y a volar."
1 comentario:
Siempre amé a Frida,ahora la entiendo.
Gracias por el analisis
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