En relación a los saltos temporales, el cuento comienza con la muerte de Emily, con un riguroso presente, salta diez años atrás al momento en que Emily rechaza a la embajada de la alcaldía para, a continuación, dar otro salto de treinta años atrás. Diez más treinta, son cuarenta años, para contar la escena del olor. Este es el motivo del desconcierto que nos produce el relato, porque los hechos, cronológicamente, no ocurren juntos.
Quería destacar el cuidado de Faulkner en la descripción. Hay un detalle que me llamó la atención. Cuando habla de treinta años atrás, el narrador usa la tercera persona del plural, son “ellos”, el pueblo, el que cuenta. Y cuando se sitúa en los tiempos presentes, o más próximos al presente, somos “nosotros”. O sea, el narrador plural es un narrador de las generaciones actuales del pueblo.
Quería destacar el cuidado de Faulkner en la descripción. Hay un detalle que me llamó la atención. Cuando habla de treinta años atrás, el narrador usa la tercera persona del plural, son “ellos”, el pueblo, el que cuenta. Y cuando se sitúa en los tiempos presentes, o más próximos al presente, somos “nosotros”. O sea, el narrador plural es un narrador de las generaciones actuales del pueblo.
Luis Teskiewizch
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