Mi comentario girará en torno a la imbricación, a la articulación que se produce entre algunas características de la estructura del relato y los elementos propios de la locura de Emily. Pues Faulkner emplea una técnica narrativa muy cuidada para plasmar lo que es una perfecta expresión de un tipo de locura. Y lo que hace con esa técnica narrativa, es configurar una estructura absolutamente compacta y cerrada, como compacta y cerrada es la locura de Emily.
Yo me preguntaba, ¿cómo definir este relato con una sola palabra? Diría que es un relato macizo, por su inmovilismo, por su hermetismo, por su cerrazón y por su clausura. En realidad, estas características, si bien nos fijamos, se proyectan tanto hacia la protagonista, como hacia los objetos, incluso hacia el tiempo y, en cierto modo, hacia los vecinos. La casa como un cuadrado perfecto sosteniéndose ante la amenaza del mundo exterior; la casa afirmándose ante el acoso de la modernidad, de las naves industriales; la casa clausurada llena de sombras y oscuridades; el tiempo, sustentado en la tradición, inconmovible; los vecinos, en relación a Emily, incapaces de mover el tiempo de la tradición, para proyectarlo hacia el futuro. Todos son elementos que suman para configurar esa fortaleza compacta, oscura y clausurada que es relato, y, a su vez, para elaborar la máscara que esconde la locura de Emily.
Esta estructura dificulta grandemente mirar lo que el relato contiene en su interior. Es una dificultad que el mismo Faulkner hace patente de forma explícita, armonizando nuestras curiosidad con la que sienten los vecinos por saber lo que ocurre en el interior de la casa de Emily. Su curiosidad por saber, es la nuestra, y sus dificultades para entrar en el interior, son las nuestras. En este sentido, el relato promueve una intervención decidida, y hasta un gran esfuerzo, por parte del lector, para entrar en él.
¿Dónde encontramos las grietas que nos permiten entrever el interior del relato, mirar dentro de la sombra, de la oscuridad, de la clausura, de la decadencia? A mi modo de ver hay dos: La muerte del padre y la muerte de Emily.
Son dos momentos cruciales, fundamentales. El primero no muestra, sino que anticipa, la locura de la protagonista; el otro nos la muestra en lo que fue su desencadenamiento. Creo que en el primer momento no podemos decir que Emily está loca, sólo podemos intuirlo, como lo intuyen los vecinos cuando temen su caída en el abismo tras la muerte del padre, abismo del cual parece salvada por la llegada de Homer Barron. Después de su propia muerte, vemos las características de lo que fue su locura desencadenada, el delirio en el que se sostuvo, el matrimonio total con Homer Barron.
¿Cuáles serían las características principales de la locura de Emily?
Emily no puede configurar un mundo simbólico. ¿Dónde se manifiesta esta carencia? En la falta de alternancia del par simbólico afirmación/negación. Es como si el “sí” y el “no”, no estuviesen instalados en los fundamentos de su ser. Lo que parecen afirmaciones –padre, general Sartoris, Homer Barron, la tradición—en realidad son actos absolutos, apegos radicales a la cosa. Lo mismo ocurre con la negación, en realidad es el intento por permanecer apegada a las cosas que la sustentan de forma precaria.
Al no haber afirmaciones y negaciones, Emily no puede simbolizar las ausencias. Podemos decir que está incapacitada para realizar los duelos. De manera tal que, si la cosa cae, ella corre el peligro de despeñarse en el abismo. Del mismo modo, su precariedad, entonces, es una imposibilidad para establecer un mundo intersubjetivo.
Yo me preguntaba, ¿cómo definir este relato con una sola palabra? Diría que es un relato macizo, por su inmovilismo, por su hermetismo, por su cerrazón y por su clausura. En realidad, estas características, si bien nos fijamos, se proyectan tanto hacia la protagonista, como hacia los objetos, incluso hacia el tiempo y, en cierto modo, hacia los vecinos. La casa como un cuadrado perfecto sosteniéndose ante la amenaza del mundo exterior; la casa afirmándose ante el acoso de la modernidad, de las naves industriales; la casa clausurada llena de sombras y oscuridades; el tiempo, sustentado en la tradición, inconmovible; los vecinos, en relación a Emily, incapaces de mover el tiempo de la tradición, para proyectarlo hacia el futuro. Todos son elementos que suman para configurar esa fortaleza compacta, oscura y clausurada que es relato, y, a su vez, para elaborar la máscara que esconde la locura de Emily.
Esta estructura dificulta grandemente mirar lo que el relato contiene en su interior. Es una dificultad que el mismo Faulkner hace patente de forma explícita, armonizando nuestras curiosidad con la que sienten los vecinos por saber lo que ocurre en el interior de la casa de Emily. Su curiosidad por saber, es la nuestra, y sus dificultades para entrar en el interior, son las nuestras. En este sentido, el relato promueve una intervención decidida, y hasta un gran esfuerzo, por parte del lector, para entrar en él.
¿Dónde encontramos las grietas que nos permiten entrever el interior del relato, mirar dentro de la sombra, de la oscuridad, de la clausura, de la decadencia? A mi modo de ver hay dos: La muerte del padre y la muerte de Emily.
Son dos momentos cruciales, fundamentales. El primero no muestra, sino que anticipa, la locura de la protagonista; el otro nos la muestra en lo que fue su desencadenamiento. Creo que en el primer momento no podemos decir que Emily está loca, sólo podemos intuirlo, como lo intuyen los vecinos cuando temen su caída en el abismo tras la muerte del padre, abismo del cual parece salvada por la llegada de Homer Barron. Después de su propia muerte, vemos las características de lo que fue su locura desencadenada, el delirio en el que se sostuvo, el matrimonio total con Homer Barron.
¿Cuáles serían las características principales de la locura de Emily?
Emily no puede configurar un mundo simbólico. ¿Dónde se manifiesta esta carencia? En la falta de alternancia del par simbólico afirmación/negación. Es como si el “sí” y el “no”, no estuviesen instalados en los fundamentos de su ser. Lo que parecen afirmaciones –padre, general Sartoris, Homer Barron, la tradición—en realidad son actos absolutos, apegos radicales a la cosa. Lo mismo ocurre con la negación, en realidad es el intento por permanecer apegada a las cosas que la sustentan de forma precaria.
Al no haber afirmaciones y negaciones, Emily no puede simbolizar las ausencias. Podemos decir que está incapacitada para realizar los duelos. De manera tal que, si la cosa cae, ella corre el peligro de despeñarse en el abismo. Del mismo modo, su precariedad, entonces, es una imposibilidad para establecer un mundo intersubjetivo.
Al respecto, parece significativo el siguiente párrafo en el que ilustra el inmovilismo de Emily:
"Un cuerpo que hubiera estado largo tiempo sumergido en agua estancada"
Pero no hay que dejar de lado otro tipo de locura. A mi modo de ver, el relato también cuestiona la sensatez de la tradición. En este sentido, hay tanta locura en la protagonista como en ese tiempo inconmovible que conforma la tradición. Creemos que la “normalidad” está excluida de la locura, cuando lo que muestra el relato de Faulkner son dos círculos concéntricos, en uno la locura individual de la protagonista, y encerrando a ella, la locura de la normalidad, que trata de afirmarse en valores verdaderamente cuestionables sustentados por los habitantes de Jefferson.
Miguel Ángel Alonso
Miguel Ángel Alonso
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