He leído el libro como una metáfora de la
historia de Europa. En lo que narra, está sintetizada la historia de las
guerras europeas y de las sucesivas carnicerías humanas que se desarrollaron en
el continente, metaforizadas en ese pueblo y sus alrededores. Y llevado a un
extremo, podríamos pensar en la historia de Europa en su conjunto, porque ahí
está la crueldad, el rechazo al Otro –el personaje que asesinan es el Otro, el
extraño—, que también tiene su propia historia horrorosa, su propia cruz encima.
Pero eso no importa para los habitantes del pueblo porque, parece que a quien están
matando es a sí mismo. Estarían mirando un espejo que no quieren ver, el de la
crueldad, el del horror, el del salvajismo, que es la historia de las guerras
europeas.
El alcalde, por supuesto, es el líder natural
del pueblo por su riqueza, por el puesto que ocupa. Es el que quema el informe después
de dejar trabajar al autor, dando a entender que conviene olvidar, que lo que
ha escrito es completamente inútil para todos aquellos que han sido partícipes
de la historia, que los pueblos prefieren olvidar. Creo que en este hecho también
hay una metáfora de la historia de Europa.
Hace unos días, en alguna intervención que
tuve, he hecho un comentario en el que decía que el libro refleja la convicción
de que la historia es el lugar donde retorna lo reprimido. Motivo por el cual,
cuando se dice que la historia nos enseña, que hemos aprendido de la historia,
sin embargo, la historia se repite una y otra vez porque está la pulsión de
muerte presente y los hombres no aprenden realmente de la historia. Esto es lo
que refleja el libro. Me limito a pensar en lo macro sin pasar por los
personajes concretos.
En relación al Anderer y al mismo Brodeck. Pienso que el primero es el Otro
peligroso, porque viene de fuera, no se sabe de dónde, ni la amenaza que
representa. Pero Brodeck está dentro, es el que puede ser traidor porque “es de
los nuestros”. Son dos formas diferentes de riesgo, el Otro que representa al
que viene de fuera, y el otro, más peligroso, que nos conoce. Es lo siniestro.
Luis Seguí
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