sábado, 22 de diciembre de 2012

Kenzaburo Oé. Un tratamiento de lo real por lo simbólico. Comentario de Mónica Unterberger

La temporalidad, el nombre que no aparece para nominar al hombre gordo, la relación de éste con su hijo, la relación con su padre y con su madre. Una obra como ésta, escrita por alguien de la estatura de Kenzaburo Oe, es la muestra de un tratamiento de lo insoportable por parte de lo simbólico. En este sentido, evoco una cuestión planteada en el Seminario 7, La ética del psicoanálisis. En el fondo, ya se trate del arte, de la pintura o, como en este caso, de la escritura, estamos ante un tratamiento simbólico que  puede acotar y poner límite a lo insoportable de ese encuentro desdichado entre el padre y el hijo, o entre el hombre gordo y su propio padre. También en el relato se pone de manifiesto una pregunta: ¿Qué es ser padre? En el cuento de Kenzaburo vemos que no hay una fórmula universal, porque en realidad es una pregunta que nadie puede responder.  



Y siendo que esta historia puede ser la de cualquiera, cuando nos dejamos llevar por la magia de las palabras, y eso es lo interesante, la historia se eleva a un nivel que evoca las cuestiones más intrincadas del ser. Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura es lo que el hombre gordo rescata de la frase del padre. Y es una frase que nos incluye a todos en su formulación. Todos estamos un poco locos ¿Cómo hacer para tratar la particular locura que a todos nos sujeta? Lo que hace Kenzaburo me parece una manera de tratarla. Pero el paso primero es advertir que cada uno delira un poco, como todo el mundo.

Mónica Unterberger

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