Hay
un libro de memorias apasionante de Roman Polanski. Empieza contando toda su experiencia
infantil de ser un niño exiliado de su familia para salvar la vida. Pero el
comentario de Antonio me ha estimulado el surgimiento de otra cuestión. A poco
de comenzar a leer la novela, recordé una cita que Borges refería a su amigo
Bioy Casares. Decía a los alumnos de literatura lo siguiente:
Yo siempre aconsejé a mis estudiantes que si un libro les aburre, lo
dejen; que no lo lean porque es famoso, ni porque es moderno, ni porque es
antiguo: la lectura es una de las formas de la felicidad y no se puede obligar
a nadie a ser feliz”
Y
fue lo que hice. Tengo que confesar que la primera vez tenía un prejuicio
favorable, porque gente que yo respeto mucho, como es la gente que organiza
esta tertulia, lo había elegido. Por ello, esperaba no solo una buena novela,
sino una gran novela. En todo caso, esto no quiere decir mucho más que sobre
gusto no hay colores. De todas maneras, lo que escucho ahora en la tertulia me
apasiona, y no es la primera vez que ocurre que, al empezar un libro por
segunda vez, se encuentra un nuevo placer. Pero en la primera lectura, la
novela pudo conmigo.
Luis Teskiewicz
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