lunes, 21 de mayo de 2012

El exceso de amor y la culpa en Desvelo. Comentario de Silvia Lagouarde

Se podrían hacer diversos planteamientos en relación a este relato. El primero es paradójico. Me suscita uno de los grandes temas, de espanto y horror, de la condición masculina; ser amado excesivamente por la madre. Esto aviva el tema de la culpa, lo cual puede conducir a una vida totalmente insatisfecha, o bien adviene la cuestión relativa al objeto de amor. Es la figura del cocodrilo, ese pánico que tienen los hombres a las mujeres por el exceso de amor que nace en la estructura edípica.  



Lo paradójico del relato es que, si nos dejamos llevar por alguna de sus frases, podríamos pensar que la madre no amó a ese hijo. Es decir, no padecería ese peso tremendo de haber sido excesivamente amado. Pero tiene otra frase en la que dice:


Si ella se rindiese se volvería definitivamente despreciable, lo que supondría un descenso definitivo en la estima de mi odio. Si acaso fuese yo el rendido, ella me devoraría con su amor, que mata más lejos que todo mi resentimiento”. 

Para ilustrar el pensamiento de que este hijo no fue amado, evoco un comentario de María José en el texto que está publicado en el Blog. Dice allí:  

Desde la mitología griega, la Madre-Tierra es un símil muy usado en Literatura. Gea es la madre primordial y también pavorosa, principio y fin. Principio porque da vida, y fin porque la entierra. Y es muy curioso observar, según decían los griegos, que se trata de la Madre-Tierra, la que nació del Caos sin haber tenido padres 

Esta aportación nos permite salir del relato en sí e ir un poco más allá. Pienso en ese odio que también genera, en determinadas subjetividades, la gran madre tierra cuando no cumple las expectativas de sus ciudadanos. En la claustrofobia que genera este relato veo el odio dirigido a la propia tierra cuando no hay ningún tipo de esperanza porque ella no te da nada. 

Silvia Lagouarde

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