En primer lugar quiero dar las gracias a los
organizadores de esta tertulia por las últimas cuatro sesiones a las que pude
asistir. Dar las gracias por el interés que ponen, y porque no, por el cariño, para
que esto salga como sale. Muchas gracias de verdad.
También quiero decir que he leído el
comentario de María José Martínez, me ha parecido estupendo. A propósito de lo
que decía, quiero hacer mi intervención. Me he preguntado acerca de dos cosas
contrapuestas. El protagonista, ¿necio?, ¿héroe? Según los comentarios que se
acaban de hacer, parece que solamente es necio el que no triunfa, y héroe es el
que, aún siendo tan necio, tiene la suerte de triunfar. Desde mi punto de vista
no es así. Además, el cuento de London lo plantea, sobre todo cuando dice que
este señor, el protagonista, no tenía imaginación ninguna. Como consecuencia de
ello era un soberbio –lamento utilizar una palabra tan dura— un hombre que se
quedaba en sí mismo, que no encontraba
la implicación de las cosas. Tanto es así que no se da cuenta de que si se
queda solo, le pueden ocurrir cosas tremendas. Deja a sus compañeros, y tiene
que dar un rodeo a cincuenta grados bajo cero. Eso es de necios.
Otra cosa diferente resulta plantearse, por
ejemplo, por qué Colón es un héroe. Navega a América en la situación que todos sabemos,
convencido, dice la historia, de que era redonda la tierra. No llega al sitio
que quiere llegar, pero tiene una base e imaginación. Piensa que hay un
conjunto de leyes físicas y conocimientos que le apoyan. Puede fracasar su
expedición, pero tiene muchas probabilidades de llegar a tierra si no
sobrevienen contingencias catastróficas. Es decir, tiene muchas probabilidades
de triunfo. Y descubre América.
Eso es un héroe. Algo completamente diferente
a lo otro. Por eso me gustó la exposición de María José Martínez. Sobre todo
porque ha hablado muy bien de lo que era este personaje en su enfrentamiento
con la naturaleza. Este antropocentrismo que trasciende al personaje está en
nosotros. Y es que nos creemos los más grandes, ni tan siquiera nos damos
cuenta de que está la naturaleza, a la que le debemos un respeto.
¿Por qué el perro, en una situación extrema, puede
ser más capaz de sobrevivir que el hombre? Sencillamente, porque el hombre
piensa mal, o no piensa, o piensa sin
articulación, dice María José. Porque el hombre, cuando piensa desde unos
terrenos que no son los que le puedan llevar a un juicio más o menos correcto,
si piensa desde la soberbia, no puede llegar a ningún lugar. Me ha gustado
también como ha derivado hacia el tema de los recursos ambientales, que a mí
tanto me interesan. Creo sinceramente que tiene razón cuando plantea que es, efectivamente,
esta mentalidad antropocéntrica, la que hace que despreciemos en gran parte a la
naturaleza, que no la respetemos, y no solamente, sino que, además, podamos llevar
a cabo la gran barbaridad de destrozarla.
Jesús
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