martes, 24 de febrero de 2009

Lacan y Victoria: ¿Un verdadero encuentro? Artículo de Edit Tendlarz


A finales de la década de 1920 y comienzos de la siguiente, Victoria Ocampo escribe durante sus visitas periódicas a París cartas a su hermana Angélica donde relata sus impresiones y contactos en los medios intelectuales de la capital francesa. Precisamente en esa época, que coincidía con el desarrollo del surrealismo y de intelectuales que integraban grupos en los que se releía al filósofo alemán Hegel, la escritora argentina Victoria Ocampo conoce al joven psiquiatra Jacques Lacan. Es así que el 20 de enero de 1930 escribe a su hermana Angélica:

Lacan es inteligente y ambicioso, con sueños napoleónicos de poderío.”

Victoria era diez años mayor que Lacan y no obstante habría de ver realizados los sueños que ella constataba en su carta de 1930.

El 11 de enero de 1930, Victoria relata una cena en casa de Josefina de Atucha. Ahí estaba “un muchacho, Jacques Lacan, de quien me estoy haciendo, a pasos agigantados, muy amiga.” Aquí se revela el ambiente cultural parisino en el cual participaban tanto Lacan como Victoria. Una atmósfera que ella describe como de “francachela”. Lacan alternaba, en la casa de esta marquesa que interesaba a Marcel Proust, con el poeta Leon Paul Fargue y el etnólogo George Henri Rivière.

Victoria Ocampo señala cómo Lacan, en este período, estaba ya en plena labor psiquiátrica en el Hospital Saint-Anne. Como la residencia médica quedaba a una hora del centro de París, Lacan estaba obligado a una itinerancia entre el hospital y el centro de París. Podemos ver cómo Lacan está inmerso en los debates de la psiquiatría clásica francesa que tenía su sede en el célebre servicio que dirigía Henri Claude, y al mismo tiempo participaba del pensamiento de la capital francesa, donde es justamente en esos años que dominan los surrealistas, la nueva etnología de la escuela francesa (Rivière, Roger Caillois, el joven Claude Lévi- Strauss) y otras figuras. Entre éstas se encontraba Pierre Drieu, con quien Victoria compara y contrasta a Lacan:

Lacan es exactamente lo contrario de Drieu, física y moralmente. Pelo negro o casi, entusiasmo, entusiasmo y entusiasmo, gran boca; ¡la boca más y más simpática que te puedas imaginar!

En esta carta a Angélica, Victoria concluye expresando el deseo de que conozca a Lacan, que, dice, “Es inteligentísimo.”

Con fecha del 20 de enero, Lacan reaparece en las cartas de Victoria a su hermana. El psiquiatra y la escritora argentina fueron juntos al teatro, a ver un ballet de Francis Poulenc, Aubade, presentado en el teatro de Champs Elysées. Pero de toda la concurrencia, que incluía a Isabel Dato, Ramón Fernández y Delia del Carril, nadie impresionó tanto a Victoria como Lacan. Lo describe como “lleno de no sé qué energía desaforada que lo devora física y moralmente. Con sueños napoleónicos de poderío.” Es curioso que Victoria describa aquí al psiquiatra Lacan haciendo de él una especie de diagnóstico al señalar su “megalomanía”.

En este momento en el cual Lacan está en contacto con los surrealistas, sin embargo escribe, según Victoria, versos a la manera neoclásica y post simbolista del poeta francés Paul Valéry.

La relación con Lacan era observada por sus contemporáneos. Lacan comenta:

Ils sont anscieux de voir qui sera devoré” (Ellos están ansiosos de ver quién será devorado.)

Podríamos preguntarnos entonces de qué habla Lacan cuando se refiere a la cuestión de la devoración. Será quizás devorar, ingerir, apropiarse de los conocimientos del otro. En todo caso el mismo Lacan se ocupó de decir que la pregunta no tiene respuesta o que en todo caso responderla no es fácil:

Et en ce moment, ils n’y comprennent plus rien.” (Y en ese momento, ellos no entienden nada).

Es muy significativo cómo ya en 1930, en estos encuentros personales, Victoria puede constatar gestos y constantes que se prolongarán en los cincuenta años restantes del pensamiento y la enseñanza de Lacan.

Hemos señalado la coincidencia, aparentemente contradictoria, del tránsito de Lacan por los medios y ambientes surrealistas unido a su práctica de formas poéticas que seguían el rigor formal y lingüístico de Paul Valéry. Esto ocurría al mismo tiempo que, según dejan constancia las mismas cartas de Victoria Ocampo, Lacan ya trabajaba en el servicio de Henri Claude. Es el período al que Lacan se refiere en el texto “De nuestros antecedentes”.

Pero esto no agotaba el conjunto de medios con los que interactuaba Lacan en este período en el que publicaba sus primeros artículos y preparaba su tesis. La carta de Victoria Ocampo del 20 de enero de 1930 muestra cómo Lacan frecuentaba el círculo de Thérèse d’Hinnisdaël, amiga de Ramón Fernández (crítico literario) y del poeta y dramaturgo Jean Cocteau. La misma Victoria dice:

Todavía no veo bien cuál es el papel de Jacques ahí.”

Esto puede significar que Victoria no llegaba a entender la riqueza de las atmósferas intelectuales de las que Lacan absorbía conocimientos y visiones del mundo en aquellos años. Porque el salón de Thérèse Hinnisdaël era de carácter políticamente monárquico, lo cual por supuesto impacta a Victoria. Lacan, afín a los surrealistas, no obstante acude a estas reuniones donde los asistentes eran en su mayoría partidarios del restablecimiento del rey de Francia. Tal es el caso de Lucien Daudet, íntimo amigo de Marcel Proust.

La explicación, sin embargo, no es tan difícil de encontrar para quienes conocen el desarrollo lacaniano en la psiquiatría y posteriormente en el psicoanálisis. Lacan, de familia católica, había realizado sus estudios en el colegio Stanislas de los padres maristas, congregación religiosa diferente de los tradicionales jesuitas. Allí tuvo entre sus profesores a Jean Baruzzi, especialista en delirio místico. Estos conocimientos servirán a Lacan para que, en sus primeros escritos psiquiátricos, donde estudia las alucinaciones y el delirio, pueda establecer distinciones conceptuales de una gran sutileza diagnóstica.

Victoria narra, en una carta del 16 de febrero de 1930, una pelea con Lacan a propósito de Jean Cocteau. Victoria le reprocha a Lacan haberse interesado por el aspecto sentimental de la obra teatral La voz humana que después filmará Roberto Rosellini. Este drama de Cocteau consiste en un unipersonal de una mujer sola que habla por teléfono a un amante que no le contesta.

Es significativo que Lacan se interesa ya en este momento por una obra que tiene importancia para los analistas. Una mujer que habla. ¿A quién? Supuestamente a un amante que no responde. Entonces, como dice Jacques Alain Miller, Shh...

Dos que callan: el amante, el analista.

Edit Tendlarz

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