viernes, 2 de marzo de 2012

Convocatoria 6ª reunión

LITER-a-TULIA


6ª Reunión






Nos reuniremos el viernes día 9 de Marzo para comentar el relato de WilliamFaulkner titulado “Una rosa paraEmily” con la intención de poder ilustrar la locura, tercer argumento temático que orienta el curso de este año.





El relato está disponible en librerías dentro de la colección “Cuentos Reunidos” del autor, editado por Alfaguara. Este es el enlace para su lectura en Internet:








.La cita tendrá lugar en el Restaurante Este o Este en la calle Manuela Malasaña nº9 , a las 6 de la tarde.



Nuestro blog www.liter-a-tulia.blogspot.com recoge la totalidad de las intervenciones que provocó el relato de Onetti en la última reunión, y es una herramienta muy útil para seguir la actualidad de nuestra tertulia.



Hasta entonces, feliz lectura!
LITER-a-TULIA

lunes, 27 de febrero de 2012

Marguerite Duras: donde el sufrimiento no puede hacer sufrir. Por Luis Darío Salamone

Cómo he podido escribir esta cosa a la que aún no sé dar un nombre…”
Marguerite Duras[i]

1- Un homenaje.

En Gia Dinh, Indochina, por 1914, nacía Marguerite Donna­dieu. Si bien será reconocida por el gran público a partir de los guiones de "Hiroshima, mon amour", o "El amante"; bajo el seudónimo de Marguerite Duras será una de las escritoras más esclare­cidas del siglo. ­Por algo Lacan le rindió un homena­je en el cual afirma que, "... en su mate­ria, el artista siempre le lleva la delan­tera -al psicoa­nalis­ta-, y que no tiene por qué hacer de psicólogo donde el artis­ta le desbroza el cami­no."[ii] Y si le rinde home­naje es porque, nos dice, "Mar­guerite Duras eviden­cia saber sin mí lo que yo enseño."[iii] No es casual por­que la intención de dicho homenaje tiene que ver con dar cuenta de que la práctica de la letra converge con el uso del incons­ciente.
Nos separaremos en el punto del comentario que Lacan realiza del rapto de Lol V. Stein, pero sin apartarnos de esta evidencia, para extraer alguna enseñanza de sus conclusiones.
Porque Marguerite tuvo una relación tan fuerte con el alcohol como pocas personas. Bastan apenas dos textos para comprobarlo, uno de Yann Andréa llamado con sus iniciales: "M. D.". El otro es "La vida mate­rial", donde podemos leer lo que ella nos dice acerca del alcohol.

2- Olvidar lo insoportable.

El libro de Yann Andréa es un diario escrito por quien fue su compañero, cuando ella tenía 68 y él 30 años. Narra el período de una cura de desintoxicación que realizara en el Hospital Americano de París, por 1982. Acerca de Yann ella dirá que es el único hombre capaz de soportar que escriba. Pero lo que no soportó más es su lenta, y al parecer irreme­dia­ble, marcha por el alcohol. Por entonces no podía llegar a estar una hora entera sin beber. Se ocultaba, se avergonzaba de si misma, tenía el cuerpo hinchado por el alcohol. El vino le apaciguaba el cuerpo, le disminuía el miedo. Decía no poder soportar el mundo, su atrocidad. Se encontraba sumida en un estado de depresión. No tenía hambre y afirmaba que su estóma­go estaba quemado por el vino. No se cansaba de asegurar que no estaba enferma, que simplemente era alcohólica. Pero sabía que nadie podía hacer algo por ella, que se trataba de una deci­sión que debía tomar sola. Por entonces se encontraba escri­biendo "El mal de la muerte", y decide su internación. Antes le concede una entrevista a una periodista argentina a la cual le dice: "Considero enfermos a quienes no beben jamás ni una gota de alcohol."[iv]
Andréa opina que bebe a pesar de ella, con asco de ella, para adelantar la llegada de la muer­te. Aísla en ella incluso un deseo de muerte. Pero juntos viven lo que llama "la felici­dad del alcohol". ¿Porqué bebiendo, en ese extremo, podemos hablar de felicidad? Porque beber tiene una función: olvidar lo inso­portable.
No podría transmitir fielmente los pesares de esa cura de desinto­xicación. Basta remitirse al libro. Pero Marguerite decía: "No sufro por la falta de alcohol sino por la idea"[v] Llegará a lamentarse de haber emprendido ese tratamiento, describe al padecimiento como espantoso, como si le metieran dinamita en el cuerpo y no explotara nunca. Padecerá alucina­ciones, bichos le invadirán la cama, gatos y leones la obser­barán desde la chimenea, formas semihumanas deambularán por su habitación. Pero según el doctor que la atendía no se trataban ni de visio­nes relacionadas con la carencia del alcohol, ni con el deli­rium tremens, sino que en su caso se trataba simplemente de una pertur­bación de lo imaginario.
Sitúa algo entre ella y él, entre ella y el resto del mundo: la escritura. La escritura lo que le da un sentido a la vida.
Hacia el final del proceso Yann Andréa le dirá: "En todo momento, en cada palabra, eres toda tú lo que se escribe, entregada al rectángulo blan­co, al espíritu del mundo. En el arrebato de la frase, el dolor era tal que el alcohol actuaba como un alivio, un alige­ramiento, un contrapunto a la página escrita." Y le dice que "De ahora en adelante está más expues­ta a la desnudez de la palabra, al sufrimiento, aún más so­la."[vi] Quizás tenga razón, pero ella también sabe que "Lo único que se puede hacer es escribir."[vii] La gente se cree que escri­bir es fácil, pero para ella, escribir se había convertido en el infierno.

3- Sola y con la muerte al alcance de la mano.

En un capítulo de "La vida material" Duras nos dice: "he vivido sola con el alcohol durante veranos enteros... Durante la semana estaba sola en la gran casa, y allí el alcohol adquirió todo su sentido. El alcohol hace resonar la soledad y termina por hacer que se lo prefiera antes que cualquier otra cosa."[viii] Nos dice también que el hecho de beber no implica el querer morir, pero que uno no puede beber sin pensar que se mata. "Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano." Si hay algo que impide que uno se mate es la idea de que, al morir, no se beberá más. Algo la frenó: la cirrosis y los vómitos de sangre. Pero no por mucho tiempo. Ella consi­de­ra que nunca se drogó de verdad, jamás fumó opio ni hachis. Solo alcohol, cigarrillos y aspirinas. Sabía que si probaba la heroína la escalada iba a ser demasiado rápida.
"El alcohol permanece asociado al recuerdo de la violen­cia sexual, la hace resplandecer, es inseparable a ella. Pero en espíritu. El alcohol sustituye el acontecimiento del goce, pero no ocupa su lugar." Podemos notar cómo el alcohol ocupa el lugar exacto de la no relación sexual, que Durás es capaz de captar en un punto a través de su fantasmática, para luego embriagarse. El goce ya no es el mismo.
Otra cuestión que señala tiene que ver con esa vertiente del tomar que no opera en la dirección de un cortocircuito significante. "El alcohol hace hablar." Pero hace hablar hasta la demencia de la lógica. No se trata de una falta de lógica, sino de la demencia de la lógica, de la razón que procura comprender hasta la locura. "Cuando se ha vivido demasiado se vuelve al principio infernal de la vida". Por un lado se juega a nivel de la pulsión, ha ese nivel Lacan ubica la felicidad. Y Duras dice "Se habla de felicidad, se dice que es imposible, pero se sabe lo que quiere decir la palabra."

4- Soportar el vacío.

Por otra parte, nos dice, carecemos de un dios. En la adolescencia se descubre ese vacío. Y "El alcohol ha sido hecho para soportar ese vacío del Universo... El alcohol no consuela, no amuebla los espacios psicológicos del individuo, sólo sustituye la carencia de Dios. No consuela al hombre. Produce lo contrario, el alcohol conforta al hombre en su locura, lo transporta a las regiones soberanas donde es dueño de su destino. Ningún ser humano, ninguna mujer, ningún poema, ninguna música, ninguna literatura, ni ninguna pintura puede sustituir esta función del alcohol en el hombre, la ilusión de la creación capital. Está ahí para reemplazarla. Y lo hace en toda un parte del mundo que debería haber creído en Dios y ya no cree en él."
O sea que viene al lugar de ese vacío que puede ocupar Dios. Entendemos así la eficacia de la religión. Particular­mente porque también el alcohol nos da una ilusión, quizás sin tanto porvenir.
También nos dice que el alcohol es estéril, en el sentido de que las palabras dichas en la noche de borrachera se desva­necen con el alba.
Por otra parte reconoce que la borrachera no crea nada, no se lleva bien con el significante. Se trata de una ilusión. Se supone que lo que se dice no lo ha dicho nadie, si embargo no se crea nada que permanezca. Lo compara con el viento. Si escribió bajo los efectos del alcohol es por cierta facultad de dominar los efectos de la borrachera proveniente de un horror a la borrachera. Ella no bebía para enborrachar­se, sólo para retirarse del mundo.
Duras afirma que siempre se le dice demasiado tarde a la gente que bebe demasiado, y la noticia es recibida como una injuria. Cuando a ella se le decía algo leía en eso el odio del otro. "Hasta cierto punto se deje morir a la gente.”
Hay una diferencia que señala con la droga. La droga puede separar com­pletamente al sujeto drogado del Otro, pero, nos dice, no lo arroja a la calle, no lo hace un vagabundo, el alcohol, en cambio, sí.
¿Donde sitúa al alcohólico? ¿Donde encontrarlo? Ella res­ponde: "Estamos ahí donde el sufrimiento no puede hacer su­frir". Por eso no considera a los vagabundos desgraciados, están borrachos todo el día. Escapan del sufrimiento, sufrien­do. Escapan del goce, podríamos decir, anesteciados por el goce mismo. En ese punto habla de una felicidad, la de la pulsión. El cuerpo es transportado.
Entonces, nos dice: "A partir de cierto tiempo se tiene la elección. Beber hasta la insensibilidad, y la pérdida de identidad, o permanecer en las primicias de la felicidad. Morir de algún modo cada día, o seguir huyendo."[ix]
Marguerite bebía para volverse insensible, para soportar las consecuencias de esa lucidez con la que se enfrentó a lo real. Aun así fue mucho lo que logró tramitar en su obra.

Luis Darío Salamone
Referencias bibliográficas.

[i]. Duras, Marguerite. El dolor Plaza & Janes. Barcelona, 1985.
[ii]. Lacan, Jacques. "Homenaje a Marguerite Duras, del rapto de Lol V. Stein". Intervenciones y Textos 2. Manantial. Buenos Aires, 1988. Pág. 66.
[iii]. Lacan, Jacques. "Homenaje a Marguerite Duras, del rapto de Lol V. Stein". Intervenciones y Textos 2. Manantial. Buenos Aires, 1988. Pág. 66.
[iv]. Yann Andréa. M. D. Marguerite Duras. Tusquets editores. Barcelona, 1985. Pág. 20.
[v]. Idem. referencia anterior. Pág. 30.
[vi]. Idem. nota anterior. Pág. 120.
[vii]. Idem. referencia anterior. Pág. 127.
[viii]. Duras, Marguerite. La vida material. Plaza & Janes. España, 1988. Pág. 19.
[ix]. Idem. referencia anterior. Pág. 24.