lunes, 16 de agosto de 2010

Meditaciones literarias V. La ficción, una orientación a la verdad

Cuando el psicoanálisis se acerca a la literatura no lo hace para colonizar el texto literario. Se trata, por el contrario, de dejarse colonizar, nutrir, documentar por la literatura, de forma que el saber en juego sea aportado por el poeta al psicoanálisis. En este sentido, hay una posición de humildad del primer psicoanalista de la historia, Sigmund Freud, respecto a la figura del poeta. Sentía tal admiración por los poetas que no tuvo ningún reparo en plantear que los verdaderos descubridores del inconsciente habían sido ellos. Además, aconsejó a los que se iniciasen en el psicoanálisis, que fuesen a documentarse en la literatura, que tratasen de aprender de los poetas ya que son ellos los que nos pueden enseñar algo de la condición humana y más concretamente sobre el deseo.

Con esta elección hacia la literatura vemos como Sigmund Freud se aparta de la vertiente biológica. Es porque el psicoanálisis no tiene una concepción organicista de la enfermedad neurótica, por lo que en lugar de ir a documentarse en la biología, en la psiquiatría, en la medicina, lo hace en las fuentes que ofrece la literatura.

La pasión de Sigmund Freud por la literatura no se limitaba a la lectura, él mismo era un gran escritor que llegó a ganar el premio Goethe. Privilegiaba el género literario como aquél que es capaz de crear, de lograr esquemas míticos sobre los cuales se estructura la subjetividad humana. Para él, las tres grandes obras maestras de la literatura fueron Edipo de Sófocles, Hamlet de Shakespeare y Los hermanos Karamazov de Dostoievsky. No es casual esta elección ya que en estas obras hay un denominador común que es el tema de la paternidad, algo que Freud persiguió durante toda su vida sobre todo en la vertiente que hace referencia a los efectos que tiene en el sujeto la muerte del padre.

También para Jacques Lacan existe una estrecha relación entre verdad y ficción. No solo no se oponen sino que la verdad, nos dice Lacan, tiene estructura de ficción. En el Seminario IV titulado "Las Relaciones de objeto", Lacan se refiere a la ficción literaria diciendo que ella mantiene una singular relación con un mensaje formal, con algo que siempre se encuentra detrás implicado. Se trata de la verdad.

En cuanto a la tragedia, Lacan hace la siguiente reflexión: si el psicoanálisis vio la luz en un tiempo en el que el hombre ha perdido el sentido de lo trágico, tiempo actual que es el de la ciencia, es porque viene a recordar que la tragedia no es algo de los antiguos, sino algo que está siempre. No es otra cosa que la soledad consustancial del hombre que habla para descifrar su destino que, por otra parte, no está hecho más que de palabras y de letras.

En el Seminario 7 La ética del psicoanálisis, retoma el tema de la tragedia y nos dice:

“Sófocles nos presenta el hombre y lo interroga en las vías de la soledad en esa zona en donde la muerte se insinúa en la vida. Esta relación con el ser suspende todo lo que se vincula con el ciclo de las generaciones y corrupciones, es decir, con la historia del sujeto y nos lleva a un nivel más radical que cualquier otro en la medida que nos muestra como el ser depende del lenguaje".

Sófocles ilumina una operación que es la constitución misma del sujeto por el lenguaje. Nos presenta al hombre, no sólo en las vicisitudes de una vida, sino en su estructura misma, en su soledad consustancial, como un ser desamparado originariamente en la medida en que está habitado por el lenguaje. Este sería el destino universal que nos afecta a todos y del cual no podemos escapar.

Estas breves meditaciones creo que son significativas a la hora de mostrar como Sigmund Freud y Jacques Lacan coinciden en una concepción de la ficción como orientadora en el camino que conduce a la verdad.

Rosa López