viernes, 5 de febrero de 2010

Dos pequeños relatos, por Pilar Sánchez Durán

Una de nuestras contertulias habituales, Pilar Sánchez Durán, nos cede amablemente un microrelato y un relato corto.



TRABAJO EN EL ZOO.

Hace un mes que he cambiado la Biblioteca por el Zoo. Ya no estoy en el paro, gano un dinero y además puedo seguir preparándome las oposiciones. Aquí también tengo una mesa y me rodea la gente, pero la jaula es amplia y me siento con más espacio. Puedo beber agua, infusiones, comer, sin tener que alejarme de la mesa de estudio. Gracias a las clases de meditación y relajación que realicé hace tres años, puedo concentrarme mejor. Ni me entero de las risas, las miradas, las preguntas. Ni siento los cacahuetes que algunos adolescentes me tiran. Me sirven de aperitivo junto con el vermú cuando hago el descanso de las 13:00 horas. Según me comentaron mis jefes están haciendo un estudio, pero ahora no recuerdo si era sobre cómo respondían las personas al ver a otro ser humano encerrado en una jaula como un animal, o cómo reaccionaba un sujeto al estar encerrado como un bicho más ante la exposición de sus congéneres. Lo único que he perdido son algunos amigos y a mi novia. Pero no me importa, aquí estoy conociendo nueva gente. Y bueno, sin novia, mi concentración ha mejorado.


PASADO INMINENTE.

Me largué. Salí lo más rápido posible. Dentro del ascensor me miré en el espejo y traté de recomponerme. Huí del hotel. Me mezclé entre la oscuridad y los viandantes como si nunca hubiera estado en aquella habitación. Como si jamás hubiera visto a Sergio colgado de la lámpara con la silla tirada a sus pies. Como si jamás me hubiera llamado para citarme. Me largué suplicando una amnesia inminente. Crucé una calle casi sin mirar. Sonó el móvil.

¿Qué tal tu cita con tu ex?

No he ido. No quiero volver a verle.

Con lo mal que se portó...

Por favor Laura, quiero dejar en el pasado al pasado.

No me extraña. Es que tienes unos ex más raritos.

Todos los ex son raritos, si no, no serían ex.

Llegué a casa. Me metí en la bañera con agua caliente. Una hora después estaba sentada empezando una botella de vodka. Deseaba olvidar todo lo anterior hasta ese mismo momento. Las pocas horas que pude dormir, lo hice en el sofá.

Suena el teléfono.

Entra la luz por la ventana. No me ha cundido nada la noche.

Llegué ayer y quiero verte, quiero saber como estás. Estoy en el Hotel Occidental habitación 333

Sergio, los fantasmas no llaman, no piden entrevistas.Cuelgo.

Llamo a Laura para que me ayude a saber si lo que pasó ayer era real, un mal sueño, una premonición o me han lanzado una maldición y he entrado en una repetición del mismo día.


Pilar Sánchez Durán

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