jueves, 14 de octubre de 2010

Raros Matrimonios. Comentario de Carmen Botello*

Agradezco a los miembros de Liter-a-tulia su invitación para abrir esta tertulia, así como el hecho de haber elegido el libro de Horacio Quiroga, Raros matrimonios, para la ocasión. Y les felicito de corazón, porque tomar el cuento como motivo para todo el ciclo que se desarrollará durante este curso, es verdaderamente un acierto.

A pesar de la cantidad de magníficos escritores que hay de cuentos, este género sigue siendo el hermano menor de la literatura. No entiendo por qué. Entre otras cosas, creo que el relato es la manera de hacer prosa que más se acerca a la realidad psíquica del sujeto. Y además, los relatos, a no ser que se acaben a la manera chejoviana, dejan siempre un lugar para la apertura, jamás completan al lector. Probablemente por eso sea un género peor considerado, porque no satisfacen ni completan al lector de la misma forma que lo suele hacer una novela. Es decir, la novela da más abrigo y placer, mientras que el relato deja siempre esa vía de apertura. Y, precisamente, eso es lo que lo hace, en mi opinión, infinitamente más valioso.

Con los relatos, el lector puede realizar lecturas infinitas. Eso es lo que tiene de importante. Pero no pretenden la satisfacción. Esa no es la tarea de un escritor, sino conmover el corazón de los seres humanos. A partir de ahí, si uno se ha sentido conmovido después de la lectura de un relato, de una novela, el escritor habrá cumplido su único y verdadero objetivo.

Hace un par de temporadas, El Nadir publicó una pequeña novela de Horacio Quiroga ilustrada con dibujos de René Parra muy bonitos. La novela se llama Historia de un amor turbio, un trasunto de los amores de un ya maduro Quiroga con la adolescente Ana María Cires, una de sus esposas, a la que llevó a la selva y que terminó suicidándose. Elegimos esta novela porque sus locuras de amor nos parecen más divertidas, incluso, que sus locuras selváticas, y porque están mucho menos publicitadas. El esplendor verde de Quiroga y sus Cuentos de la selva están en todas partes, pero estos otros cuentos son más raros. Por eso decidimos rescatar estos pequeños relatos, Miss Dorothy Phillips, mi esposa; Un idilio; La voluntad, y reunirlos bajo este título Raros matrimonios. Porque son raros los relatos y porque los matrimonios son raros. Pero todos los matrimonios lo son.

Leyendo la vida de Quiroga, es imposible no tenerla en cuenta a la hora de analizar su producción literaria. Sé que es un tópico la cuestión de vida y literatura. Hay quien se niega profundamente a hacer este paralelismo. Recuerdo que cuando presentamos Los espejos de Inés Arredondo, la filóloga y especialista en literatura latinoamericana que los presentó se negó rotundamente a hablar de la vida de Inés Arredondo porque, en su opinión, muchas veces, sobre todo en el caso de las escritoras, si tienen una vida atormentada, esta circunstancia acaba aplastando su obra y la gente termina refiriéndose a ella como la obra de una loca. En ese sentido fue tajante, y no dijo nada sobre la vida tortuosa de Inés Arredondo en relación con los relatos que estaba presentando.

Pero nosotros creemos en la relación vida y literatura. La experiencia de vida también es experiencia literaria. Y, precisamente, nos gustan los escritores que entendemos que están en esa relación. No creemos que cuando la vida torturada de un escritor produce una obra, ésta sea más incomprensible o esté a más bajo nivel. Entendemos que vida y obra de un escritor van imbricadas y eso no las descalifica ni las desmerece. Y Quiroga es uno de esos casos. Sus problemas amorosos, su empecinamiento en llevar adolescentes a la selva –lo hizo en dos ocasiones— para hacerles vivir una mala vida, su incapacidad para ponerse en el lugar de aquellas jovencitas a las que sedujo, revela un empuje pulsional que no puede dejarse de lado.

En Raros matrimonios hemos reunidos tres cuentos en los que Horacio Quiroga vuelve a sus ensoñaciones de conquista de lo imposible. En Miss Dorothy Phillips, mi esposa, se trata de la conquista de una actriz; en Un idilio analiza los vericuetos de una relación de la que, en principio, no se espera nada, puesto que se trata de un trámite burocrático, un casamiento por poderes. Es un relato en el que el autor muestra, nuevamente, su atracción por lo difícil, cuando no directamente por lo prohibido; y por último, La voluntad, el relato que cierra el libro, refiere un desatino y la particular unión de una pareja cuyo temor más importante en esta vida parece ser la posibilidad de perder una apuesta. Una cosa de locos, muy en la línea de Horacio Quiroga.

En definitiva, Raros matrimonios recupera esa producción del autor que es considerada menor, puesto que el brillo siempre queda matizado por el esplendor de sus Cuentos de la selva, pero que a nosotros nos parece que cuenta la verdad más profunda del escritor pues, al darle a su historia un carácter de ficción, con ello se descubre.

Carmen Botello
* Carmen Botello es, posiblemente, una de las plumas excelentes de la literatura española. Quien quiera apreciar una muestra de lo que escribe, puede leer sus libros de relatos Otras Ofelias; La gata roja. O también sus novelas, por ejemplo Un perro en las nubes; Un error, novela verdaderamente impactante. Hoy nos visita en su doble condición de escritora y de editora, y le agradecemos su presencia en nuestra tertulia. (Gustavo Dessal)

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