jueves, 16 de junio de 2011

Jorge Luis Borges cuenta una anécdota sobre su relato La intrusa*

En la entrevista que Joaquín Soler Serrano realizó en TVE a Borges en el año 1976, el escritor argentino le contaba al periodista una curiosa anécdota surgida en el final de la escritura de su relato La intrusa. En ese momento, recordaban a Doña Leonor Acevedo, madre de Borges, que había muerto en el año anterior a la edad de 99 años. El escritor se refería a ella como una extraordinaria mujer, generosa e indulgente. Un Borges emocionado hacía referencia al remordimiento que sentía por su creencia de que Doña Leonor, al haber consagrado su vida, primero a Jorge Guillermo Borges –su marido, ciego como J. L. Borges— y a él mismo, había hipotecado la posibilidad de ser feliz en la vida.

J. Soler Serrano: Fue más que una madre para usted, fue una compañera, fue una amiga, una consejera.

J. L. Borges: Murió el año pasado con 99 años, una larga vida. Mi padre murió ciego. Y ella me decía, bueno, yo he sido los ojos de tu padre, ahora seré tus ojos. Efectivamente, todo eso con una generosidad, con una indulgencia... Vivían así, con ese sacrificio...

J. Soler Serrano: ¿Opinaba ella sobre su obra? ¿Le daba sus puntos de vista?

J. L. Borges: Sí. Yo estaba escribiendo un cuento que le desagradaba mucho, que se titula La intrusa. Se trata de dos hermanos y una mujer a la que quieren los dos. Uno de los hermanos mata a la mujer para que no se interponga entre ellos. Llega un momento en que el mayor le dice al menor que había matado a la mujer. Entonces, yo no sabía como él podía decir eso, y toda la suerte del cuento dependía de las palabras. Entonces mi madre me dice: “Dejame pensar”. Hablaba así en criollo: “Dejame pensar”. Y luego me dijo con una voz distinta: “Ya sé lo que le dijo”. Como si hubiera ocurrido eso. Bueno, “escribilo”, le dije yo. Después de escribirlo lo leyó: “A trabajar hermano, esta mañana la maté”... Todo eso lo intuyó mi madre, yo no hubiera dado con un final tan feliz.

J. Soler Serrano: Portentoso.

J. L. Borges: Además eso: “Ya sé lo que le dijo”. En ese momento ella creía en los orilleros imaginarios. Ella se había identificado conmigo, pero yo no hubiera encontrado la frase. Ella los conocía mejor que yo, que los había imaginado. Extraordinario ese momento. La veo a ella así con la pluma, deteniéndose, veo exactamente la mañana esa, el escritorio... “ya sé lo que le dijo”. Luego me dictó la frase, la frase perfecta que el cuento requería para existir. Y después me dijo, espero que ya no escribas cuentos sobre cuchilleros. Después le quitó toda importancia al cuento y me dijo que esperaba que escribiera sobre otros temas

* De la entrevista que Joaquín Soler Serrano realizó en TVE a Jorge Luis Borges en el año 1976.

1 comentario:

David da Silva dijo...

Magnífica contribuição. Obrigado por compartilhar.
Abraços.