Agradezco a los organizadores, Gustavo Dessal, Miguel Alonso, y especialmente a Alberto Estévez, por la invitación a participar
en esta tertulia de la que soy fiel seguidora, así como de su blog y sus
recomendaciones de lecturas. He de decir que me siento
muy afortunada con la oportunidad que se me ha brindado de “estrenarme”, de ser
mi primera intervención en ella, con esta “maestra del relato corto” galardonada
con el Nobel de Literatura de este año. Hacía muchos años que no se premiaba
este género literario, así que estamos de enhorabuena. Por cierto los cuentos de
Alice Munro pueden ser un estupendo regalo para las fiestas que se avecinan.
Me ha sorprendido mucho cómo de la lectura de este
cuento pueden desprenderse diversos rasgos sobre el modo de hacer de está genial escritora. Desde el principio nos
encontramos con una escritura lisa y serena en la que lo desorbitado irrumpe en
una aparente calma y poco a poco se va dibujando la tragedia, tragedia que está
en lo cotidiano de la vida (dos hermanas que viven apaciblemente en su granja
cuidando al padre y estando una de ellas, Flora, en espera de casarse…),
cotidianidad que se torna siniestra en tanto lo más familiar se vuelve lo más
extraño a medida que avanza el relato.
Toda la trama se desarrolla en un espacio geográfico
limitado, cerrado y de gran intensidad donde desfilan los diversos modos fantasmagóricos
de la condición humana….(la locura desmedida de Ellie, la entrega abnegada de
Flora, la supuesta inocencia de la maestra, la presencia muda de Robert, el
egoísmo malvado de la enfermera Atkinson……. los vecinos mirando la escena sin
intervenir y la visión en los límites del relato, en un para relato, de una
hija capturada y ahogada en la tortuosa relación con una madre impedida…).
Situándonos en el peculiar valle de Otawa donde parece que el aire tiene algo
que hace que a la intemperie la madera en vez de gris se vuelva negra o que
posea un inigualable jarabe de Arce cómo ningún otro lugar del mundo, Munronos
trasporta con esta descripción tan brevemente
precisa a que sintamos hasta el olor de la granjaGrieves y
las gentes del Valle pero lo quemás ha llamado mi atención es como desde un
lugar y un tiempo determinadola fuerza narrativa que emplea es capazde trascender
todos los lugares y todos los tiempos a la vez.
Es por el uso de esta topografía cercana a la propia
autora y esa finísima observación de las personas próximas a su entorno que se
la considera la Chéjov Canadiense siendo una de las precursoras en su país de la literatura en lengua inglesa, tarea
nada fácil que contrasta con su sencillez en el uso de la lengua/ lenguaje.
El recurso del sueño al inicio del cuento abre
varios registros a la vez y como si se tratase de las capas de una cebolla
permite detenerse en diferentes niveles. Yo voy a tomar uno de ellos en esta
amistad de juventud al que añadiré como subtítulo: un asunto entre mujeres.
Ya desde las primeras líneas deja entrever la
compleja relación entre una madre y su hija:
“Soñaba a
menudo con mi madre y, aunque los detalles del sueño variaban, la sorpresa era
siempre la misma. El sueño se detenía, supongo que porque era demasiado
transparente en su esperanza, demasiado complaciente en su perdón.”
Se intuye una tensión entre ambas, un sutil reproche
de esa hija a esa madre que en la vivacidad de su rostro y su voz se le torna insoportable (precisamente esto
es lo que había perdido en la vida consciente y lo recupera en el sueño). La
novela que escribiría sobre Flora, Una bruja presbiteriana, se opone radicalmente a la visión de la
madre, La Dama soltera.
El Psicoanálisis nos enseña que está relación
siempre tiene un punto estragante que en muchas ocasiones se intenta resolver
por la oposición e incluso por el odio. Finalmente esta tensión se resuelve
nuevamente a través del sueño y a propósito de lo que podría haber sucedido con
Flora en un encuentro casual en la ciudad. La hija puede sorprenderse y
desconcertarse con esa madre que en sueños muestra facultades y poderes no
esperados cambiando algo más que su propia persona: “Cambia el amargo bulto de amor que he llevado todo este tiempo
en un fantasma, en algo inútil e inapropiado….”.
En este estilo Munro de cuánto más puede decirse,
diciendo lo menos posible quisiera resaltar un párrafo, que así como de pasada
deja caer el drama que sobrevino en este asunto entre mujeres y que la maestra
y el lector todavía desconocen:
“Por la manera
en que la gente hablaba, mi madre pensaba que las hermanas Grieves y Robert
Deal debían de ser al menos de mediana edad, pero Ellie, la hermana más joven,
solo tenía unos treinta años, y Flora era siete u ocho años mayor. Robert Deal
podría estar en medio de las dos”.
¿Qué sucede entre las hermanas?, ¿Qué quiere
Flora?....Comienza el desfile de los diferentes semblantes femeninos
representados por estas cuatro mujeres en torno a un hombre que aunque “se lo
hace”está sin atributos, ausente, es una sombra silente, mecánica. No sabe
hacer con una mujer…
En mi opinión el personaje central es Flora, ni tan
buena ni tan pura como se muestra y que todo el tiempo nos lleva a preguntarnos
qué es lo que quiere. Atravesada por cómo
hacer con su femineidad se sustrae de la escena y acaba empujando primero a la
hermana y luego a la enfermera Atkinson
al encuentro con el Otro sexo mientras ella mira lo que allí sucede,
esta es una de las lecturas posibles.
El final del cuento con la alusión a los orígenes un
tanto macabros de los cameronianos me impactó por ese modo de concluir que nos
evoca que las cosas siempre tienen su lado oscuro.
Hojeando algunas publicaciones sobre la autora me
topé con lo que decía un conocido crítico literario sobre su escritura:
“Alice Munro escribe
sobre mujeres para las mujeres, lo que la diferencia de otras escritoras y
donde está su genialidad es que los hombres no se meten con ella…”.
De cualquier manera me parece que su habilidad, lo
que atrapa tanto a hombres cómo a mujeres, está en mantener abierto el enigma
en torno a lo que quiere una mujer.
No quiero terminar sin mencionar que cómo lectora me
llevó a reencontrarme con mis recuerdos de juventud.
Muchas gracias
Ana Castaño
1 comentario:
hermoso comentario acerca de una novela que hace me sienta motivada a leer ya. Y aunque sea una ficción, devela el mundo femenino, profundo, en esos pocos párrafos que habla de la relación madre-hija y el co- relato que ésta tiene en la conformación de la femeneidad de Flora. Muy bueno. Mirta
Publicar un comentario