viernes, 3 de enero de 2014

Apertura de la tertulia 48. Comentario de Ana Castaño sobre Amistad de Juventud, de Alice Munro

Agradezco a los organizadores, Gustavo Dessal, Miguel Alonso, y especialmente a Alberto Estévez, por la invitación a participar en esta tertulia de la que soy fiel seguidora, así como de su blog y sus recomendaciones de lecturas. He de decir que me siento muy afortunada con la oportunidad que se me ha brindado de “estrenarme”, de ser mi primera intervención en ella, con  esta “maestra del relato corto” galardonada con el Nobel de Literatura de este año. Hacía muchos años que no se premiaba este género literario, así que estamos de enhorabuena. Por cierto los cuentos de Alice Munro pueden ser un estupendo regalo para las fiestas que se avecinan.

Me ha sorprendido mucho cómo de la lectura de este cuento pueden desprenderse diversos rasgos sobre el modo de hacer de está  genial escritora. Desde el principio nos encontramos con una escritura lisa y serena en la que lo desorbitado irrumpe en una aparente calma y poco a poco se va dibujando la tragedia, tragedia que está en lo cotidiano de la vida (dos hermanas que viven apaciblemente en su granja cuidando al padre y estando una de ellas, Flora, en espera de casarse…), cotidianidad que se torna siniestra en tanto lo más familiar se vuelve lo más extraño a medida que avanza el relato.

Toda la trama se desarrolla en un espacio geográfico limitado, cerrado y de gran intensidad donde desfilan los diversos modos fantasmagóricos de la condición humana….(la locura desmedida de Ellie, la entrega abnegada de Flora, la supuesta inocencia de la maestra, la presencia muda de Robert, el egoísmo malvado de la enfermera Atkinson……. los vecinos mirando la escena sin intervenir y la visión en los límites del relato, en un para relato, de una hija capturada y ahogada en la tortuosa relación con una madre impedida…).

Situándonos en el peculiar valle  de Otawa donde parece que el aire tiene algo que hace que a la intemperie la madera en vez de gris se vuelva negra o que posea un inigualable jarabe de Arce cómo ningún otro lugar del mundo, Munronos trasporta  con esta descripción tan brevemente precisa  a que  sintamos hasta el olor de la granjaGrieves y las gentes del Valle pero lo quemás ha llamado mi atención es como desde un lugar y un tiempo determinadola fuerza narrativa que emplea es capazde trascender todos los lugares y todos los tiempos a la vez.

Es por el uso de esta topografía cercana a la propia autora y esa finísima observación de las personas próximas a su entorno que se la considera la Chéjov Canadiense siendo una de las precursoras en su país  de la literatura en lengua inglesa, tarea nada fácil que contrasta con su sencillez en el uso de la lengua/ lenguaje.

El recurso del sueño al inicio del cuento abre varios registros a la vez y como si se tratase de las capas de una cebolla permite detenerse en diferentes niveles. Yo voy a tomar uno de ellos en esta amistad de juventud al que añadiré como subtítulo: un asunto entre mujeres.

Ya desde las primeras líneas deja entrever la compleja relación entre una madre y su hija:

Soñaba a menudo con mi madre y, aunque los detalles del sueño variaban, la sorpresa era siempre la misma. El sueño se detenía, supongo que porque era demasiado transparente en su esperanza, demasiado complaciente en su perdón.”

Se intuye una tensión entre ambas, un sutil reproche de esa hija a esa madre que en la vivacidad de su rostro y su voz  se le torna insoportable (precisamente esto es lo que había perdido en la vida consciente y lo recupera en el sueño). La novela que escribiría sobre Flora, Una bruja presbiteriana,  se opone radicalmente a la visión de la madre, La Dama soltera.

El Psicoanálisis nos enseña que está relación siempre tiene un punto estragante que en muchas ocasiones se intenta resolver por la oposición e incluso por el odio. Finalmente esta tensión se resuelve nuevamente a través del sueño y a propósito de lo que podría haber sucedido con Flora en un encuentro casual en la ciudad. La hija puede sorprenderse y desconcertarse con esa madre que en sueños muestra facultades y poderes no esperados cambiando algo más que su propia persona: “Cambia el amargo  bulto de amor que he llevado todo este tiempo en un fantasma, en algo inútil e inapropiado….”.

En este estilo Munro de cuánto más puede decirse, diciendo lo menos posible quisiera resaltar un párrafo, que así como de pasada deja caer el drama que sobrevino en este asunto entre mujeres y que la maestra y el lector todavía desconocen:

Por la manera en que la gente hablaba, mi madre pensaba que las hermanas Grieves y Robert Deal debían de ser al menos de mediana edad, pero Ellie, la hermana más joven, solo tenía unos treinta años, y Flora era siete u ocho años mayor. Robert Deal podría estar en medio de las dos”.

¿Qué sucede entre las hermanas?, ¿Qué quiere Flora?....Comienza el desfile de los diferentes semblantes femeninos representados por estas cuatro mujeres en torno a un hombre que aunque “se lo hace”está sin atributos, ausente, es una sombra silente, mecánica. No sabe hacer con una mujer…

En mi opinión el personaje central es Flora, ni tan buena ni tan pura como se muestra y que todo el tiempo nos lleva a preguntarnos qué es lo que quiere.  Atravesada por cómo hacer con su femineidad se sustrae de la escena y acaba empujando primero a la hermana y luego a la enfermera Atkinson  al encuentro con el Otro sexo mientras ella mira lo que allí sucede, esta es una de las lecturas posibles.

El final del cuento con la alusión a los orígenes un tanto macabros de los cameronianos me impactó por ese modo de concluir que nos evoca que las cosas siempre tienen su lado oscuro.
Hojeando algunas publicaciones sobre la autora me topé con lo que decía un conocido crítico literario sobre su escritura:

Alice Munro escribe sobre mujeres para las mujeres, lo que la diferencia de otras escritoras y donde está su genialidad es que los hombres no se meten con ella…”.

De cualquier manera me parece que su habilidad, lo que atrapa tanto a hombres cómo a mujeres, está en mantener abierto el enigma en torno a lo que quiere una mujer.
No quiero terminar sin mencionar que cómo lectora me llevó a reencontrarme con mis recuerdos de juventud.

Muchas gracias

Ana Castaño

1 comentario:

MIIR dijo...

hermoso comentario acerca de una novela que hace me sienta motivada a leer ya. Y aunque sea una ficción, devela el mundo femenino, profundo, en esos pocos párrafos que habla de la relación madre-hija y el co- relato que ésta tiene en la conformación de la femeneidad de Flora. Muy bueno. Mirta