miércoles, 22 de octubre de 2008

Esmeralda Miras, miembro de EOL Buenos Aires, Centro Descartes, AMP, escribe, desde la literatura, un breve ensayo sobre el amor.


Versiones del amor. Dante, Victoria, y Ortega.


Victoria Ocampo le comenta a Virginia Wolf su deseo: escribir, bien o mal, pero, como una mujer. ¿Cuál es el cómo?


Busquemos en su primer ensayo, sus apuntes sobre un pasaje de la Divina Comedia. "De Francesca a Beatrice", lectura que hace entre dos mujeres. Siendo joven y formal, escribe en su libreta de apuntes sus impresiones, lo que consuena con ella de esos versos.


Nos cuenta que subió la escalera de la Biblioteca Nacional, temblando, asustada, cuando le llevaba estos escritos a su maestro Paul Groussac. Él le recomienda abandonarlos, le sugiere que se dedique a algo menos dantesco y pedantesco, que escriba algo más personal, sobre ella misma, por ejemplo.


Victoria nos dirá: "No se percataba que sobre ese asunto, carecía yo de informaciones fidedignas


Oscuramente como a tientas, buscaba en esos versos respuestas para sí. Se va entonces desmoralizada, desorientada, desilusionada. ¿Cómo abandonar lo que la abarcaba, lo que no la abandonaba, lo que al leer la leía? Sus informaciones sobre lo que le pasaba las estaba buscando en el Dante.


A pesar de esto guarda sus escritos y poco después aparecen en Babel, un apartado de la Nación en 1921. Más tarde, Ortega y Gasset los rescata y los publica en la Revista de Occidente.


¿Qué es el amor Francesca?


Estamos en El Infierno, en el canto V desde el verso 100.


Francesa y Paolo juntos en el viento como sombras, a las que Dante se acerca asombrado. Actitud que generalmente mantiene en todo su recorrido, no se privaba de preguntar, a la manera socrática, uno por uno, qué los había llevado a habitar tal o cuál lugar en los círculos de su universo. Dante, aquí, quiere saber quiénes son y cómo fue que se enamoraron. Pero es a ella, a Francesca a quién se dirige. ¿Qué es el amor Francesca? y ella le dice: " amor no perdona" a la manera que podemos ver en los versos del Canto V de El Infierno, desde el verso 100


Victoria escribe los sucesos que se producen a partir de su lectura de estos versos en el tercer tomo de su biografía, que según María Esther Vázquez, es una novela de amor. Francesca y Paolo le permiten acercarse a lo que estaba viviendo en ese momento, su amor prohibido con el primo de su marido.


"Empecé a encontrar en el poema una revelación de estados de ánimo, que aclaraban aspectos de mi propio ser".


Amor clandestino que se prolongará durante 13 años y que termina con su matrimonio, amor reconocido por ella como el amor más importante de toda su vida. Amor, pasión, que pretende describir en su ópera prima. Dice:


"Cuesta trabajo comprender cuando se empieza a vivir y a leer, en qué consiste el suplicio de los dos amantes del Canto V.

Es verdad que son arrebatados de la vida pero van eternamente unidos el uno al otro, se siente uno inclinado a imaginar que el ser llevado sin tregua por un huracán no ha de ser tormento muy terrible si se comparte con el ser amado, el sentido profundo de esta búfera infernal no aparece enseguida y los versos permanecen inexpugnables mientras el dolor de vivir no ha abierto la brecha por donde manan su belleza, su sentido y nuestra sangre."

Francesca y Paolo van juntos, sí, pero… adónde. A ninguna parte. Giran, solamente. Francesca y Paolo están juntos, sí,… pero cómo. Envueltos en huracán y tinieblas, enceguecidos por la noche, asordados por el clamor del viento, no pueden verse, no pueden hablarse.

El huracán apaga el sonido de sus voces y sus miradas no encuentran sino tinieblas.

Van abrazados el uno al otro pero ciegos y sordos el uno del otro.

Prisioneros solitarios de la tempestad y de la noche.

Prisioneros de su propia tempestad y de su propia noche, prisioneros de sus sentidos.

Y aquello mismo que los mantiene asidos uno al otro, los mantiene separados, son los viajeros errabundos de su amor, esclavos del vórtice que los arrastra, sin jamás poder hacer alto y gustar el uno del otro porque para poder gustar de una cosa hay que hacer el silencio en torno suyo, hay que morar en ella.

Así tantos seres van inseparables y no obstante aislados.

Es el jamás mas absoluto, más desesperado que haya arrancado el arte a la vida”.


Creo que Victoria, en su consonancia, en su resonancia, capta la estructura de la imposibilidad de la relación, los amores difíciles, el silencio estructural aún en el ruido, silencio de lo indecible, que se alude mejor desde una posición femenina, el vacío que limita con el amor. Los versos que el " jamás" produce.


Es interesante, en este sentido, lo que produce en Ortega y Gasset, quién escribe un prólogo extenso para esta obra, donde ubica a Victoria en el Ideal, desarrolla el lugar de la dama y del amor, casi como un compendio del amor cortés. Victoria rechaza ese lugar de "La Señora”, y trata a Ortega como la dama al caballero. Desdén y causa.


Este juego de cajas chinas, de espejos, estas puestas de erastés, en Lanzarote, Francesca, Victoria, Ortega, me pareció un buen ejemplo de lo que para Lacan es la estructura del amor, un vacío significante. Encontré algunas referencias a Dante y su poesía del amor que, como Victoria, las llama la bufonada y como es que con el significante amor, se crea la comedia. Algo de verdad.


Victoria en este juego es una alusión a lo que ella llama una mujer escritora, finalmente, de estos encuentros y desencuentros, Victoria Ocampo obtiene un nombre: “Sur”, sugerido por Ortega para su editorial.


Esmeralda Miras.

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