lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Necedad o heroicidad? Comentario de Jesús sobre el relato La hoguera, de Jack London

En primer lugar quiero dar las gracias a los organizadores de esta tertulia por las últimas cuatro sesiones a las que pude asistir. Dar las gracias por el interés que ponen, y porque no, por el cariño, para que esto salga como sale. Muchas gracias de verdad.

También quiero decir que he leído el comentario de María José Martínez, me ha parecido estupendo. A propósito de lo que decía, quiero hacer mi intervención. Me he preguntado acerca de dos cosas contrapuestas. El protagonista, ¿necio?, ¿héroe? Según los comentarios que se acaban de hacer, parece que solamente es necio el que no triunfa, y héroe es el que, aún siendo tan necio, tiene la suerte de triunfar. Desde mi punto de vista no es así. Además, el cuento de London lo plantea, sobre todo cuando dice que este señor, el protagonista, no tenía imaginación ninguna. Como consecuencia de ello era un soberbio –lamento utilizar una palabra tan dura— un hombre que se quedaba en sí  mismo, que no encontraba la implicación de las cosas. Tanto es así que no se da cuenta de que si se queda solo, le pueden ocurrir cosas tremendas. Deja a sus compañeros, y tiene que dar un rodeo a cincuenta grados bajo cero. Eso es de necios.

Otra cosa diferente resulta plantearse, por ejemplo, por qué Colón es un héroe. Navega a América en la situación que todos sabemos, convencido, dice la historia, de que era redonda la tierra. No llega al sitio que quiere llegar, pero tiene una base e imaginación. Piensa que hay un conjunto de leyes físicas y conocimientos que le apoyan. Puede fracasar su expedición, pero tiene muchas probabilidades de llegar a tierra si no sobrevienen contingencias catastróficas. Es decir, tiene muchas probabilidades de triunfo. Y descubre América.

Eso es un héroe. Algo completamente diferente a lo otro. Por eso me gustó la exposición de María José Martínez. Sobre todo porque ha hablado muy bien de lo que era este personaje en su enfrentamiento con la naturaleza. Este antropocentrismo que trasciende al personaje está en nosotros. Y es que nos creemos los más grandes, ni tan siquiera nos damos cuenta de que está la naturaleza, a la que le debemos un respeto.

¿Por qué el perro, en una situación extrema, puede ser más capaz de sobrevivir que el hombre? Sencillamente, porque el hombre piensa mal, o no piensa, o  piensa sin articulación, dice María José. Porque el hombre, cuando piensa desde unos terrenos que no son los que le puedan llevar a un juicio más o menos correcto, si piensa desde la soberbia, no puede llegar a ningún lugar. Me ha gustado también como ha derivado hacia el tema de los recursos ambientales, que a mí tanto me interesan. Creo sinceramente que tiene razón cuando plantea que es, efectivamente, esta mentalidad antropocéntrica, la que hace que despreciemos en gran parte a la naturaleza, que no la respetemos, y no solamente, sino que, además, podamos llevar a cabo la gran barbaridad de destrozarla. 

Jesús

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