lunes, 23 de abril de 2012

Un hallazgo, de Nadine Gordimer. Fidelidad, engaño, virulencia, en el desencuentro Hombre-mujer. Por Miriam Chorne

En relación con la frase sobre las prostitutas, quiero decir que su significación no sugiere lo que entiende Silvia Lagouarde. El hombre no pretende que las prostitutas le sean fieles, lo que está diciendo es que esas otras mujeres que fueron sus esposas, no eran más fieles y leales que las prostitutas. Eso es otra cosa.

Y sobre la cuestión que abrió Graciela Sobral, sobre si hay transformación en el protagonista, quisiera decir lo siguiente. Es alguien que ha fracasado por dos veces en sus matrimonios, habiéndose quedado con la idea de que las mujeres son harpías que sólo quieren las posesiones. Se llevaron hasta los vinos de la bodega, los libros, etc. De pronto, en este encuentro con la última mujer, hay algo diferente. Se puede decir que cambió. Porque admite incluso la mentira, admite la astucia que supone que esa mujer, sin ser la verdadera dueña, pretenda recibir algo de él. Esa aceptación supone un cambio. No se sabe como acabará todo, la contingencia de un encuentro no garantiza ningún resultado, pero admite cambiar la historia, pues en los encuentros anteriores no aceptaba la astucia, ahora sí la acepta.

Por otro lado, me parece que en esta tertulia, y ya desde el comienzo, hay mucha virulencia entre hombres y mujeres, lo cual me parece que tiene que ver con el encuentro-desencuentro hombre-mujer.

Es una pregunta que dirijo a la tertulia: ¿Por qué el cuento despertó tanta virulencia? En esta tertulia hay algo más que el desacuerdo.

Miriam Chorne

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