La impresión que me dio es la que ya mencionó Miriam Chorne al comienzo, la cuestión del doble, la relación especular.
Este cuento, como todos, tiene que ver con la biografía del autor. Pero en este caso, conociendo la historia y vida de Juan Carlos Onetti, sus orígenes uruguayos, podemos decir que su literatura, en general, es una literatura de la melancolía, toda ella, porque él era un sujeto melancólico y alcohólico, como todo el mundo sabe. La presencia del Whisky y de la bebida es constante en todas sus obras. Y lo que se desarrolla en esas escenas, en ese ambiente, en esa localización física, es una metáfora del inmovilismo de la sociedad uruguaya, que es muy particular, muy peculiar. Por el término argentino se diría muy provinciana. Pero ojo, lo que quiero decir es en beneficio de los uruguayos, que son muy parecidos a los argentinos, pero menos soberbios, menos arrogantes.
Onetti, primero vive en Uruguay, luego en Argentina, para finalmente exiliarse en España, y toda su vida es una metáfora de la localización física que él establece en ese bar del relato, donde hay una mirada especular, y donde creo que está claramente planteada una relación homo erótica en la que Inés es, simplemente, un pretexto del narrador para acercarse a Bob por el rodeo familiar. Da igual si Inés es real o no, porque para el protagonista lo es. Funciona como la forma o el modo de aproximarse a ese ideal frente al cual hay una resistencia a asumir esa relación homo erótica, una resistencia a la homosexualidad.
La resistencia se manifiesta utilizando el odio como barrera entre los dos sujetos. Se sabe que la contrafigura es el amor. Ahí hay un amor de dos sujetos que consumen su vida, nunca mejor dicho, se la comen, camino de la degradación en esa sociedad, en esa localización física inmovilista donde el consuelo que tienen es envejecer juntos, degradarse juntos. Es decir, el amor, sexualmente no consumado, sería una especie de matrimonio blanco donde esos dos sujetos tienen una actitud de consunción, se consumen en esa relación.
Y hay en el relato, también en otras novelas de Onetti, una cierta delectación en la degradación, una cierta complacencia en describir esa pendiente hacia la degradación. Es lo que da al cuento un contenido de desesperanza. Por eso creo que la vida de Onetti está ahí.
Luis Seguí
Este cuento, como todos, tiene que ver con la biografía del autor. Pero en este caso, conociendo la historia y vida de Juan Carlos Onetti, sus orígenes uruguayos, podemos decir que su literatura, en general, es una literatura de la melancolía, toda ella, porque él era un sujeto melancólico y alcohólico, como todo el mundo sabe. La presencia del Whisky y de la bebida es constante en todas sus obras. Y lo que se desarrolla en esas escenas, en ese ambiente, en esa localización física, es una metáfora del inmovilismo de la sociedad uruguaya, que es muy particular, muy peculiar. Por el término argentino se diría muy provinciana. Pero ojo, lo que quiero decir es en beneficio de los uruguayos, que son muy parecidos a los argentinos, pero menos soberbios, menos arrogantes.
Onetti, primero vive en Uruguay, luego en Argentina, para finalmente exiliarse en España, y toda su vida es una metáfora de la localización física que él establece en ese bar del relato, donde hay una mirada especular, y donde creo que está claramente planteada una relación homo erótica en la que Inés es, simplemente, un pretexto del narrador para acercarse a Bob por el rodeo familiar. Da igual si Inés es real o no, porque para el protagonista lo es. Funciona como la forma o el modo de aproximarse a ese ideal frente al cual hay una resistencia a asumir esa relación homo erótica, una resistencia a la homosexualidad.
La resistencia se manifiesta utilizando el odio como barrera entre los dos sujetos. Se sabe que la contrafigura es el amor. Ahí hay un amor de dos sujetos que consumen su vida, nunca mejor dicho, se la comen, camino de la degradación en esa sociedad, en esa localización física inmovilista donde el consuelo que tienen es envejecer juntos, degradarse juntos. Es decir, el amor, sexualmente no consumado, sería una especie de matrimonio blanco donde esos dos sujetos tienen una actitud de consunción, se consumen en esa relación.
Y hay en el relato, también en otras novelas de Onetti, una cierta delectación en la degradación, una cierta complacencia en describir esa pendiente hacia la degradación. Es lo que da al cuento un contenido de desesperanza. Por eso creo que la vida de Onetti está ahí.
Luis Seguí
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