jueves, 18 de febrero de 2010

Comentario de Silvia Lagouarde sobre el libro Tierras de Poniente, de J.M. Coetzee

Parece que en esta ocasión todos leímos el mismo libro. Hay una gran coincidencia en las intervenciones. Yo me identifico con ellas. Es un libro que, cuando empecé a leerlo, me compenetré con él a fondo, no me había pasado nunca con un texto, tenía que dejar de leerlo porque estaba totalmente dentro de la cabeza de este personaje. Incluso tenía la sensación de que me iba a psicotizar asistiendo a ese monólogo tan particular.

Quiero decir, en primer lugar, que no me identifico con Alberto en la simpatía que le generó el personaje. Coetzee escribe de una manera extraordinaria, y pocas veces he leído algo tan perfecto en relación a lo que es la mente de un psicótico, en relación a la locura. Es perfecto. Lo es tanto que, ese personaje, justamente porque no entra en ningún tipo de responsabilidad subjetiva, en mí no provoca ningún tipo de emoción, me provoca casi un sentimiento psicotizante, y entiendo que es imposible de ser amado.

Y creo que Coetzee pretende hablar de cuando hay o no responsabilidad en el hombre y en la historia. En ese sentido, en esta obra lo que observamos es la parte opuesta de su otra obra Desgracia. Porque allí plantea que las atrocidades que hace el hombre blanco en Sudáfrica –pero que se pueden extender a la historia del ser humano desde que somos tales— sí repercuten en una responsabilidad subjetiva. Y a veces, el precio que hay que pagar para ser redimido, es aceptar que esa violencia no se perdona solamente porque se haga un partido de fútbol, tal como ocurre en la película Invictus, que cuenta las peripecias de la vida de Nelson Mandela. Lo que plantea en Desgracia es durísimo, y a mí también me dejó mal.

Coetzee es un hombre que expresa de tal manera las cosas, que hace que me compenetre con lo que plantea sobre la violencia. Por ejemplo, lo que plantea es que hay una responsabilidad absoluta en Sudáfrica en lo que se ha realizado a nivel histórico.

Yo me pregunté el porqué este texto, qué intencionalidad puede tener hablar tan perfectamente de la locura. Me dejó intrigada. Quiero indagar en esta intuición que tengo sobre la intencionalidad de Coetzee, si es verdad que el tema que trata es el de la responsabilidad, que cada acto tiene consecuencias, y que no se puede perdonar sólo a través de la palabra perdón.

Silvia Lagouarde

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