La primera idea que quería comentarles retoma algo que ya se comentó, la pregunta sobre si los obstinados son accesibles al sentido común. Por esa vía, aunque no es algo idéntico, Neddy me hacía acordar a Bartleby, el personaje de “preferiría no hacerlo”, en el sentido de que estamos ante una obstinación que lleva a lo peor. Él no puede volverse en su recorrido. Suponiendo un plano realista, volverse podría ser una solución, pero no puede hacerlo, tiene que llegar a la extenuación y al horror de esa casa en la que se enfrenta con la pérdida, una pérdida que no sabemos concretar. Y en este ámbito, la cuestión del tiempo me parece importante, pues nos encontramos con el camino de la vida expresado en un solo día.El cuento, por otra parte, me parece de una actualidad impresionante. Estamos en una sociedad, la actual, donde ocurre algo parecido a lo que leemos en El nadador. La sociedad actual disfruta mientras el pobre desgraciado cae. Gran parte de las películas americanas del 2010, tratan del tema de las hipotecas, la pérdida del trabajo, de lo que eso significa para las vidas.
Y al respecto de lo actual que resulta el cuento quiero resaltar un hecho. Ni siquiera todos están en la bebida, sino que todos están en la resaca del día después, y eso es muy importante en función a esta época de crisis que nos toca vivir. Porque esta es la resaca del capitalismo desenfrenado muy bien aplicable al relato de Cheever.
Y pensaba que, en un sentido, es un cuento posmoderno. Porque la modernidad, en primer lugar, volvió a poner en juego una idea de individualidad propia del romanticismo, una reivindicación de la individualidad genial. En este cuento, en la primera parte, hay una reivindicación en eso que Luis Seguí, en su intervención, llamaba apolíneo, pero que más que apolíneo es ser original. Anoto algunas palabras: figura legendaria, original, tener un destino. Serían figuras de esa individualidad genial.
Y al respecto de lo actual que resulta el cuento quiero resaltar un hecho. Ni siquiera todos están en la bebida, sino que todos están en la resaca del día después, y eso es muy importante en función a esta época de crisis que nos toca vivir. Porque esta es la resaca del capitalismo desenfrenado muy bien aplicable al relato de Cheever.
Y pensaba que, en un sentido, es un cuento posmoderno. Porque la modernidad, en primer lugar, volvió a poner en juego una idea de individualidad propia del romanticismo, una reivindicación de la individualidad genial. En este cuento, en la primera parte, hay una reivindicación en eso que Luis Seguí, en su intervención, llamaba apolíneo, pero que más que apolíneo es ser original. Anoto algunas palabras: figura legendaria, original, tener un destino. Serían figuras de esa individualidad genial.
Miriam Chorne
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