lunes, 16 de enero de 2012

El rastro de tu sangre en la nieve. Algunos apuntes sobre el proceso de maduración de los protagonistas

Isabel: Yo también consideré el paralelismo con los cuentos de hadas. Me parece encontrar aquí muchos elementos de ese género literario. Los niños desamparados, jóvenes, muy lejos de casa, en un lugar inhóspito desde el punto de vista climatológico. Pero hay contrastes con lo que pasa habitualmente en esos cuentos, lo cual sorprende. Porque en los cuentos de hadas surge, generalmente, un personaje benefactor, y aquí, los personajes con los que se encuentran, no son, precisamente, benefactores, no les hacen caso, ni los funcionarios franceses, ni siquiera sus propios conciudadanos de la embajada. Todos están ahí para distraerles del pinchazo con la visión del anillo, con el coche, etc. Nadie les ayuda, pese a que son dos críos.

Y lo que me llamó la atención es que, si en los cuentos de hadas vemos un sentimiento de aprendizaje, de la niña, que se convierte en mujer, aquí lo que vemos es el proceso de crecimiento de Billy a través de ella. Es verdad que no es un cuento que cumpla los cánones del cuento, pero lo que intentamos ver es si ese cuento narra un cambio. Y este cuento lo hace. La transformación de Billy es muy evidente. Nos sorprende por eso quizá, porque no es el crecimiento de ella, que es lo que se suele contar, sino que ha utilizado la estructura del cuento de hadas para contarnos el crecimiento de ese chico, que también estaba muy desamparado.

Miguel Alonso: Con respecto a la maduración, el contraste entre El rastro de “mi” sangre en la nieve, y El rastro de “tu” sangre en la nieve, podría tomarse como un epitafio, como un recuerdo, una dedicatoria. Indicaría, de algún modo, la maduración del protagonista, pero sólo después de tener que aceptar, ante el peso de los hechos, la muerte del otro, su propia esencia mortal. El título del relato sorprende si lo referimos al contenido. Hay que pensar que es una historia contada por Billy Sánchez a un narrador, como si después de tanto tiempo transcurrido desde el momento de los hechos, el marido hiciese un homenaje a su esposa fallecida. Es la culpa de no haberla podido amar, de no saber lo que era amar. Parece que la redención de su pecado, ante la confesión que hace al narrador, tuviese que ver con el reconocimiento de su ser mortal. Esa sería la maduración final de Billy Sánchez.

Isabel: También podemos pensar que esa maduración comienza en el momento en el que Billy Sánchez siente su desamparo. Él lo tiene todo, y el proceso comienza cuando siente la falta, cuando Nena Daconte ya está en el hospital y él se siente perdido por las calles de París, siente el desamparo. Ese sería el comienzo del proceso de maduración.

Andrea: La cuestión de la frivolidad. La pregunta que surge inmediatamente es por qué ella está sangrando y Billy no hace nada. Es como que viviese en un mundo de frivolidad. La sensación que se tiene es que estamos ante dos personajes que no están preparados para los problemas, ni ella es consciente de que tiene un problema, y él tiene un problema cuando Nena está ingresada. Una se pregunta por qué no hace más.

Yo no veo el proceso de maduración. Billy no ha hecho nada cuando su mujer está sangrando todo el camino. Vive en su propio mundo de frivolidad y no puede reconocer el problema. No tengo la sensación de que la ame. Y ella pierde la vida porque tampoco es consciente de que tenga un problema.

Hay una cosa muy curiosa en estos cuentos, se podría pensar que en esa simbología, trasladada a la realidad, y en relación a los cuentos de hadas, se podría decir que el príncipe nunca llega, incluso mejor, no hay príncipe azul. Ella está sangrando, y él apenas se da cuenta, no llega para darle el beso y despertarla.

Gustavo Dessal: Como la vida misma, uno se desangra y el otro no se da cuenta.


Liter-a-tulia

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