Todo el relato me parece que tiene que ver con el amor
el sexo y la muerte. Son los tres elementos que están presentes. Y cuándo tiene
la certeza de que esa mujer, Paulina, ha muerto, se produce un vuelco, un
viraje en el relato. Me parece muy interesante el momento en que se da cuenta
de algo que es un agujero, la muerte. La cuestión, entonces, ya no tiene que
ver con el amor que ella no le profesaba, sino con el agujero mismo de la
muerte, lo cual le permite dar una vuelta sobre sí mismo y encontrar un punto
de verdad, preguntarse qué era ese hombre, qué era él con respecto a ella.
El final del cuento me pareció muy interesante. Todo
el recorrido es de una sensibilidad extrema por parte de Bioy Casares. Puede
hablar del ideal, del amor cortés, pero también de los tormentos de no ser
amado, porque él en esta historia aparece siendo el amante, no el amado. Pero al
final se da cuenta después de todo el recorrido, da un viraje que le permite darse
cuenta de quién era él para Paulina, a quien él había constituido en la amada. Es
un punto que no se plantea en el comienzo ni en la mitad del cuento, sino en el
final mismo para acceder a un punto de verdad.
Mónica Unterberger
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