Es obvio decir que cada autor tiene su propio estilo,
y que con él provocan en el lector sensaciones que nos sorprenden. Comienzo así
este comentario porque me resultó sorprendente el estilo de este relato con su
textura poética. Para mí, leerlo fue como leer un largo poema. Desde esta
posición, hago la siguiente pregunta: ¿Cómo una textura literaria que roza la
poesía, en realidad está relatando un crimen tan de moda en nuestros días, en
relación con la violencia de género? Estamos ante un crimen atroz que puede
corresponderse con la crónica de cualquier diario sensacionalista. Sin embargo,
puede convertirse en un poema.
Porque esta textura poética, a través de pinceladas
básicas y precisas, nos lo dice todo. Pone en evidencia algo de las posiciones
masculina y femenina, la imposibilidad del encuentro amoroso, pero también con
algo que se decanta en relación a las mujeres y a los hombres. Me gustaría
preguntar a tantas mujeres que asisten a esta tertulia, si no se sienten
subyugadas por esos hombres viriles, excesivos, poderosos. Intuimos las mujeres
que por ahí no vamos por la buena senda, sin embargo nos tiramos a caminar por
ella, y después pasa lo que pasa: el estrago femenino. Eso sucede a menudo.
En cambio, ese pobre hombre, noble, que nos ama hasta
el infinito, que cumple la ley, que es buenísimo, resulta que es aburrido y no
nos mueve a nada. Es algo que nos ocurre a todas las mujeres. ¿Qué problema
tienen estos hombres? Al igual que le ocurre a nuestro protagonista
intelectual, tienen esta imposibilidad de concretar la sexualidad. Todo en
ellos es ideal, lo piensan, tardan, esperan que la mamá les dé permiso para el
matrimonio. Pero llega el otro, y en una noche nos enamora.
Como digo, lo que más me sorprende de Bioy Casares es que
lo cuenta con una textura casi poética. Y un poema, escrito con esta
delicadeza, nos puede hacer pensar en estas cosas. Por eso me pareció un relato
absolutamente hermoso, y en todos los personajes vi humanidad.
Casi no tenemos datos, sin embargo, como ocurre con
otros libros, se acerca a la obra maestra por su exactitud. Vemos que tiene
algo de fantástico. Algunos momentos resultan imposibles. Por ejemplo, lo más
fantástico del relato es que este hombre no supiera del asesinato de Paulina,
que se produjo dos años antes de su regreso. Es imposible. Tendría que haberse
ido a vivir a África, a una isla, para no enterarse de la muerte de Paulina,
porque además tiene familia, amigos, está relacionado con el mundo, y el
asesinato salió en todos los periódicos.
Esta parte fantástica, a mi modo de ver, tiene una
intencionalidad, y es la de demostrar que hay determinadas subjetividades
humanas que se posicionan como muertos ante la vida. Es la posición vital de
muchos sujetos, no querer saber acerca de lo real de la existencia. De tal
manera, nuestro protagonista intelectual vive un imaginario que podríamos decir
patológico. Esta circunstancia me parece muy interesante dentro del relato.
Luego encontramos lo que me parece un recurso
literario, la aparición de Paulina. Para mí tiene que ver con la muerte del
objeto, con la falta total del objeto. Es lo único que puede llevar al narrador
a sentir algo y llorar. Porque con el amor no puede. Podríamos decir que ni
siquiera amó a Paulina. Ella simplemente es un imaginario ideal. Pero no sabe
quién es, incluso dejó que la matasen. Y cuando esto ocurre, resulta que no se
entera. Es lo más fantástico del relato, esta exclusión intencionada, que tiene
la finalidad de que nos planteemos algunas preguntas acerca de si este hombre
está vivo, pues su única manera de sentir algo es, justamente, a través de la
muerte del otro, a través de la falta total. Es decir, necesita de la muerte
real del otro para, de repente, poder llorar. Es lo trágico del personaje.
Silvia Lagouarde
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