Lo
primero que me llamó la atención, ya en las primeras páginas, fue la longitud
de las frases. Son frases cortas. Vargas Llosas valoraba eso en Azorín,
diciendo que se puede construir un lenguaje eficaz con frases cortas. A veces,
cuando la frase es muy larga, el mensaje se difumina. Pero en toda obra tiene
que haber una tensión narrativa. ¿La aporta el protagonista Hervé? Yo creo que
no. El protagonista no dirige ni su propia tensión emocional. La tensión
narrativa la dirigente otros por él. Por ejemplo, el amigo que le condiciona el
primer viaje. Hervé solo aporta monotonía. Y las etapas de su viaje son siempre
las mismas para finalizar constantemente en la hora de la misa mayor. Hervé no
aporta tensión ni a la obra ni a su vida.
La
tensión aparece, por ejemplo, en la escena que protagoniza la mujer de los ojos
cerrados. Comienza a moverse, ignora la taza del caudillo local, y bebe de la
taza de Hervé, por el mismo lugar donde él había puesto sus labios. Si hubiese
sido un acto fallido, sería importante, pero no es un acto fallido, sino una
provocación en toda regla en un mundo de costumbres y leyes antiguas. Una
provocación semejante podría haberle supuesto la muerte. ¿Quién se resiste a
esa provocación femenina tan cargada de peligros?
Pero
hay una doble tentación. Cuando Hervé vuelve a Francia, Madame Blanche le
traduce el texto que la mujer de los ojos cerrados había escrito. El texto dice:
“Si no vuelves moriré”. Otra
provocación. La traductora le dice que no vuelva, que no va a morir. Pero ya está
sometida a esa dialéctica. Una le dice que no vuelva, la otra le pide que
vuelva, porque si no puede morir. La tensión le viene del otro.
Finalmente,
cuando recibe la carta en japonés, otra vez Madame Blanche se encarga de
traducirla. Es verdad que traduce palabras se le habían dictado, pero en el
tono pone algo de su parte. Otra vez las mujeres llevándole a una tensión
emocional. Su mujer, evidentemente, quiere que cierre ese capítulo. Pero lo
significativo es que siempre está siendo manejado por los otros.
En
cuanto a lo que se ha comentado, creo que hay vinculaciones entre unas mujeres
y otras. Creo también que el tema es la mujer en general. Diré que no había
varias mujeres. Simbólicamente es una sola. Cuando Hervé se encuentra con el
otro europeo, le habla acerca de los rasgos físicos de la mujer, y le comenta
que no tenía rasgos japoneses. El otro le dice que no hay ninguna mujer
occidental en Japón. Una japonesa pero con rasgos occidentales. Es decir, están
entremezcladas todas las mujeres.
Carlos
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