Lo que me
impresiona y fascina de Mishima es su propia vida. Pero en referencia al
cuento, son muchas las cuestiones que se sugieren para un tratamiento del
mismo. Tenemos el tema del arte, el artista, el genio, el poeta, y lo que se
nombró como separar al autor de su obra.
Quiero comenzar
contando una anécdota que tiene coincidencia con algunas particularidades de la
lógica del cuento. Conocí en Italia a un poeta chileno exiliado de la dictadura
de Pinochet. Teníamos amigos comunes con los cuales nos reuníamos
frecuentemente. Vivíamos todos en el mismo pueblo y, como digo, él era poeta. Pero
tenía una vida muy aburrida, nunca decía nada que sorprendiera, su mujer era
aburrida. Y nadie mostraba un gran interés por sus textos. Pero resulta que le
dan un premio muy importante de poesía en Italia, lo cual fue un suceso muy
grande, y todos nos quedamos preguntando cómo no habíamos caído en esa virtud
de nuestro amigo. Ahí empezamos a leer su poesía, y era verdaderamente extraordinaria,
maravillosa. No podías creer que aquella persona, con esas pinceladas de falta
de pulsión, podía escribir o sintetizar el dolor de esa manera. Era un libro
que se llamaba Exilio, y allí había
un gran poeta. Pensé que era mejor no conocer la vida de los autores, porque, a
veces, conocer algo de esas vidas, impide que uno no pueda percibir lo
extraordinario que ellas guardan.
Lo que más me
interesó del relato de Mishima fue el tema del genio y la edad. Es decir, cómo
un chico a los 15 años se plantea ser un genio, y el tema de la arrogancia. Sin
embargo, para hacer una contraposición, creo que el personaje que más me ha
impresionado en poesía es Rimbaud. Era un genio, además de ser poeta. Podemos
ver la diferencia entre un poeta y un genio. A los diez años, Rimbaud ya había
conocido de la vida y escrito grandes poemas. Y a los diecinueve cambió la
historia de la poesía, cambió la historia de la literatura, y creo que cambió
los perfiles de lo que sería el bohemio. Es decir, cambió la vida de muchísimas
personas e influyó a casi todos los autores del siglo XX. Ahí sí podemos
nombrar a un genio y un maravilloso poeta.
Me preguntaba,
en relación a las alusiones a los poetas europeos y a la mala pronunciación, si
la arrogancia de la que hace gala el personaje, no tendría que ver con
posiciones arrogantes respecto a lo que el autor pensaba sobre su raza, sobre
las tradiciones poéticas japonesas y sus rituales. Podía considerar que eran el
máximum de la cultura mundial. Planteo, entonces, la hipótesis de que quizá, en
el inconsciente de ese hombre aparece una vertiente singular, la de considerar
que está cuestionando a Europa como la inculta, la arrogante que no entiende
nada de la vida. Por el contrario, Japón sería el emblema de la tradición
mundial que no podía ser comprendido por esta cultura.
Silvia
Lagouarde
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