martes, 4 de noviembre de 2014

Otelo, de Shakespeare. Comentario de Ignacio

Quisiera plantear una pregunta. Estoy de acuerdo en que el personaje central de la obra es Yago. Pero decir que la obra hace referencia a la pasión de los celos me parece excesivo. Se habló en la tertulia de un aspecto de Yago, la maldad. Lo que me llama la atención es que sustenta su maldad en el hecho de que no ocupa el lugar que quiere. Él anhela ser teniente en lugar de alférez. No quiere ser Dux ni emperador, sino teniente. Algo nimio, ser segundo en lugar de tercero. Y me recordaba una obra de Roberto Serrano, que fue embajador de Chile en España,  en la que planteaba la caída mitológica del hombre. Lucifer se enfrenta a Dios, pero no por maldad, sino porque cuando Dios elige al hombre, Lucifer se plantea cómo el hombre, que es barro e indigno de Dios, puede ser colocado como segundo. Y Lucifer querría tanto a Dios, que plantea Serrano cómo pudo resistir toda la eternidad en el infierno. Sería por el dulce sonido de la voz de Dios diciendo ¡¡Vete!! Lucifer, en esa interpretación, no se levanta contra Dios, se levanta porque se está alterando el orden. Mi pregunta es si lo de Yago es maldad. ¿Cómo se puede hacer daño por algo tan pequeño, es decir, por ser segundo en lugar de tercero?

Ignacio

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