No sólo en Navidad es un cuento extraordinariamente simbólico que no deja
mucho espacio para el debate imaginario. Sin embargo, salvando la necesidad que
tiene este autor de escribir sobre la historia de Alemania, puedo dejar al
margen lo simbólico y preguntarme si esto sucede en muchas familias. Y me vino
la idea, entonces, de que puede tomarse como un cuento de terror que relata lo
siniestro que puede acontecer en una familia cuando lo que prima no es la
excepción del goce sino el goce tomado en su totalidad, es decir, que lo
absorbe todo dentro de ese entorno familiar. Lo que narra el cuento son sucesos
que, en muchas ocasiones, aparecen en esos escenarios familiares.
¿No es una manera de acusar a ciertas subjetividades
femeninas que, generalmente, conforman lo siniestro de la familia articulando inocencia
y pasión por la ignorancia? Son muchas las madres que no quieren saber nada de
lo que gira en torno al amor que tienen por sus hijos, aunque estos sean verdaderos
canallas y asesinos –se ve mucho en la mafia. Me preguntaba si es posible
responsabilizar a las mujeres. Generalmente no se las responsabiliza. Ante esta
articulación entre inocencia y pasión por la ignorancia, ¿de qué manera es
responsable esta posición femenina? Lo pregunto porque, como digo, generalmente
se les perdona siempre poniendo por medio el tema del amor, la inocencia y
pasión por la ignorancia. Es decir, ¿en qué medida son responsables, también,
de lo siniestro?
Silvia Lagouarde
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