Me
ha hecho gracia lo que decía Graciela, la perfecta budista. A mí, Flora se me parece
a uno de los personajes de Unamuno, La
tía tula, mujer que se dedica al cuidado de los hijos de su hermana muerta
y del marido, con una tensión evidente entre ambos, y ella diciendo siempre no
ante los intentos de su cuñado, enamorado de ella. De manera que acaba
arrojando al cuñado en brazos de una sobrina jovencita.
El
relato de Munro me gusta mucho. Estamos ante un personaje, el de Flora, del que
no se sabe si está situada en esa arrogancia religiosa de la pureza, por encima
del sexo. Hace unos días pasaron La tía
tula por TV, y en los comentarios intervino una feminista haciendo la
lectura de que estábamos ante una mujer liberada que no quería someterse al
varón. Es una lectura posible, pero me pareció curioso, porque creo que en la
historia de Unamuno hay algo de la represión. Pero también pensé que, en cierto
modo, aquí también se podría pensar en una mujer que, aunque todo el mundo
pensara que deseaba casarse, quizá no fuese así. O también puede pensarse lo
que ya se planteó en la tertulia, que ella se dedica a ver lo que pasa.
En
cualquier caso, lo particularmente bueno del relato es que la historia es
utilizada por la narradora para hablar de la relación con su madre. Es el juego
de un relato dentro de otro con una historia fundamental, la relación que la
madre tenía con el sexo, relación que la hija percibe con nitidez. Es la piedra
que encuentra en la relación con su madre, ese rechazo del sexo que incomoda a
su hija, la narradora.
Me
pareció encontrar una clave del relato en su final. Es cuando se imagina el
encuentro con Flora, viviendo una vida distinta, tranquilamente en la ciudad, haciendo
cosas. Allí se ve diciéndole a Flora: “yo la conozco”. Es el momento en que
Flora la miraría con cierto aburrimiento, como manifestando su cansancio acerca
de la idea trasmitida por la madre. A continuación dice: “Por supuesto, es en mi madre en quién estoy pensando”. Y unas
líneas más adelante: “Mi madre me
sorprendía”.
Estas
frases me parecen claves del relato. Ese sería el deseo que contiene el sueño,
el deseo de ser sorprendida por una idea distinta de su madre y poder librarse
del fardo de una relación problemática con ella. Me recordaba lo que sucede en
un psicoanálisis, la idea de que uno tiene los padres que, al fin y al cabo,
construyó. Construcción que a la protagonista le pesa, de manera que arrastra el
deseo de librarse de esa madre que ella conocía y anhela ser sorprendida por
otra madre distinta. Es la clave de mi lectura.
Beatriz
García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario