Recordaba algunos aspectos anecdóticos del relato, por
ejemplo, que la narradora habla de un período comprendido entre sus 15 y 25
años. También, me da la impresión de que ella, escritora que recopila historias,
tenía varias para contar, pero se puso con aquella de la que tenía más
información, obtenida de la madre. En este aspecto, sentí un cierto desinterés
por la narradora respecto de la historia que cuenta.
En relación a la narradora y su madre, además del sueño, una
de las frases del cuento da a entender que la hija se siente engañada porque la
madre mejora. Tiene un sentimiento de engaño cuando la madre empieza a ponerse
bien. Por otra parte, menciona también, en algún momento, que la madre, en su larga
enfermedad, no se retira a tiempo. Como si la hija hubiese deseado que la madre
no le pusiese delante la enfermedad. En
ese sentido, me parece que podía existir una contraposición entre el personaje de
Flora y la propia hija.
Creo que es un relato demasiado oscuro. Es verdad que en lo
literario siempre se dejan cosas abiertas, pero no hasta el punto de llevar a
tantas y tantas elucubraciones. No me parece una buena actitud hacia el lector.
Lo veo más como una carencia del relato que como algo pretendido por la autora.
Yenia
Camacho
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